Agresiones sexuales
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6. RESULTADOS<br />
relacionen con chicos que no conocen, y temen que ellas no pongan límites a sus amistades<br />
en la red por miedo a perderlas. Le temen al ciberacoso y, sobre todo, a que sus hijas<br />
e hijos, sobre todo ellas, suban fotografías sugerentes que las conviertan en blancos del<br />
mismo. En el ambiente de ocio, temen que el consumo de alcohol «acentúe el desmadre y<br />
les haga bajar la guardia».<br />
La imposibilidad de controlar las relaciones de sus hijas lleva a que algunas madres comenten<br />
que no pueden dormir cuando éstas salen de noche, quedándose despiertas hasta<br />
que vuelven a casa. Una madre que se atreve a señalar que ella no tiene esa preocupación<br />
y que duerme «a pierna suelta» cuando su hija sale de noche, precisa inmediatamente que<br />
se siente una «mala madre» por ello.<br />
Es de destacar que a lo largo del debate, los padres y madres abundan en valoraciones<br />
críticas sobre el modo en que se relacionan las y los jóvenes hoy en día, mencionando aspectos,<br />
como la falta de respeto entre ellos y ellas, el lenguaje que utilizan o la forma de<br />
vestir y comportarse, que son muy diferentes (o al menos, dicen percibirlos muy diferentes)<br />
a como los progenitores eran y se relacionaban cuando eran jóvenes.<br />
Así, comentan que les preocupa mucho que las chicas actuales parece que «se van a comer<br />
el mundo» pero siguen repitiendo los mismos esquemas que las generaciones de mujeres<br />
adultas y soportando relaciones de control. Señalan que los chicos insultan a las chicas<br />
con referencias a aspectos relacionados «con el cuerpo» y que los papeles asignados a éstas<br />
y aquéllos se siguen reproduciendo con la ayuda de la televisión: «el chico gallito y la<br />
chica mona». «Se aguanta demasiado, antes, en mis tiempos, se trataba mejor a las mujeres,<br />
se las respetaba más» (G. madres y padres).<br />
Por otro lado, les inquieta la «hipersexualidad» de la juventud, particularmente de las chicas.<br />
Perciben sus comportamientos como seductores, sus actitudes o su forma de vestir<br />
como extremadamente <strong>sexuales</strong> y consideran que «hoy en día todo es sexy, hasta el pelo<br />
es sexy».<br />
Como madres y padres que son, reconocen que hay serias dificultades para la relación intergeneracional<br />
y que los progenitores (entre quienes no se incluyen) se olvidan de educar,<br />
no quieren hablar de sexo y se resisten a ver los problemas de sus adolescentes.<br />
En conclusión, dan a entender que cuando eran jóvenes las cosas estaban «mejores que<br />
ahora» en el terreno de las relaciones interpersonales entre chicas y chicos, al tiempo que<br />
trazan una línea continua entre la falta de respeto y las agresiones <strong>sexuales</strong>.<br />
Los medios de comunicación preocupan especialmente a las madres por la representación<br />
de modelos sexistas, desiguales y violentos, que pueden favorecer la normalización de estos<br />
comportamientos entre las y los jóvenes. Algunas madres observan en la televisión «una<br />
invitación constante a la agresión» y también la persistencia de modelos de relaciones muy<br />
dependientes en las series juveniles televisivas.