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Agresiones sexuales

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AGRESIONES SEXUALES<br />

<strong>sexuales</strong> tradicionales, el consentimiento (elemento central del ser sujeto) será una herramienta<br />

mal manejada por unas y otros.<br />

Este debate deberá incluir el cuestionamiento de la autoridad sexual masculina y su capacidad<br />

de ser ellos quienes otorguen sentido al deseo sexual femenino ya que, como dice Dio<br />

Bleichmar (2000) «si una mujer es mirada por un hombre con deseo y la mujer reconoce<br />

en la mirada del hombre el deseo, ese reconocimiento es considerado como un consentimiento»<br />

(pag. 195). Una identidad sexual subordinada de las mujeres requiere una identidad<br />

subordinada pendiente de la mirada de reconocimiento masculino. Y en la búsqueda<br />

de este reconocimiento hay muchos riesgos.<br />

En los últimos años, algunas jóvenes se niegan a seguir este imperativo masculino, resistiéndose<br />

a ejercer una sexualidad subordinada y construyéndola desde la centralidad en su<br />

propio deseo. Integrantes de la corriente queer, como Preciado (2008), Ziga (2009) y Despentes<br />

(2009), ofrecen al público no sólo sus reflexiones teóricas y sus sugerentes argumentaciones<br />

sobre la violencia y las mujeres, sino su propia experiencia de vivir en la rebelión<br />

frente a los esquemas de género establecidos, de escribir «desde la fealdad» y de indagar<br />

sobre la construcción feminista del placer 8 .<br />

Pero dado que no todas las mujeres construyen su identidad desde esta reivindicación sino<br />

que más bien portan elementos de una educación sexual tradicional fuertemente interiorizada,<br />

encontramos un sinfín de «identidades sincréticas» 9 en las que conviven «la hipervaloración<br />

del atractivo sexual por un lado, y la negación de los riesgos de la integridad corporal<br />

y la ilusión del control por el otro» (Dio Bleichmar, 2000).<br />

Para poder analizar la capacidad de agencia de las mujeres 10 en torno a su experiencia<br />

ante las agresiones <strong>sexuales</strong>, detengámonos a analizar qué función cumplen éstas en las<br />

relaciones de género.<br />

5.2.1. Miedo=violación=miedo=violación<br />

Una agresión sexual expresa un guión aprendido por los hombres sobre el cuerpo y la<br />

sexualidad femenina. La manera en que éstas las vivan y reaccionen ante ellas, 11 también<br />

es un reflejo de ese discurso sobre su cuerpo y sexualidad. El modelo androcéntrico niega<br />

a las mujeres el placer al tiempo que hace central en su identidad una sexualidad pasiva;<br />

de esta manera, sus experiencias también se ven limitadas por una visión dual y excluyen-<br />

8 En las primeras páginas de su texto Devenir Perra (2009), Itziar Ziga deja plasmada su línea de argumentación al reproducir<br />

la letra del grupo vasco Les Vulpess generador de una polémica ya en 1985: «Si tú me vienes hablando de<br />

amor, qué dura es la vida… permíteme que te dé mi opinión, mira imbécil, que te den por culo. Me gusta ser una zorra…»<br />

(pag. 21).<br />

9 El concepto fue ofrecido por Marcela Lagarde en la conferencia ofrecida en Bilbao el 27 de mayo de 2010.<br />

10 El concepto «agencia» se refiere a la capacidad que tiene una persona o un grupo de definir sus propios objetivos y de<br />

actuar para lograrlos.<br />

11 Reiteramos lo señalado en la introducción. Las agresiones <strong>sexuales</strong> no son exclusivas de los hombres contra las mujeres,<br />

pero en este trabajo nos ceñiremos a esta manifestación por las razones ya explicadas anteriormente.<br />

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