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Revista66

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Chef&Hotel<br />

Rodolfo Gambetti del Pino<br />

Periodista PUC, columnista<br />

Profesor universitario<br />

Ex Presidente Círculo de Cronistas Gastronómicos<br />

S<br />

i Las Carmona vivieran en Japón<br />

serían consideradas Tesoros<br />

Nacionales Vivientes. Su mérito: han<br />

sobrepasado el siglo tentando a coquimbanos,<br />

turistas y extranjeros con sus memorables<br />

pasteles, codiciados por generaciones de<br />

niños, incrustados en la memoria de todos<br />

quienes los probaron.<br />

Originalmente el abuelo, Esteban Carmona,<br />

tuvo una panadería en Guayacán, en la playa<br />

norte de la bahía de La Herradura, Coquimbo.<br />

Se llamaba Las Carmona porque la familia<br />

estaba compuesta sólo por mujeres: la tía<br />

Ventura, que encabezó el grupo que se instaló<br />

en 1911 en calle Aldunate 919, frente a la<br />

plaza. Trabajaban con ella las tías Josefina e<br />

Inés, y María Cristina, madre de María<br />

Cristina Contreras Carmona, la última<br />

sobreviviente de esta estirpe, quien encabeza<br />

hoy el centenario negocio familiar.<br />

La casa antigua que instalaron en el centro<br />

de Coquimbo tenía dos pisos, con altas<br />

ventanas en la planta baja donde los niños<br />

coquimbanos, por cinco generaciones,<br />

pegaron la ñata al vidrio para imaginar los<br />

sabores de los cachitos, milhojas, macarrones,<br />

cocadas con lúcuma, gruesos empolvados; de<br />

los alfajores, las tartaletas de coco con<br />

mermelada, los pinzados de coco, las milhojas<br />

chilenas y francesas. Pero, sobre todo, las<br />

deliciosas tacitas, que sólo se consiguen los<br />

sábados a las cinco de la tarde, porque tardan<br />

todo un día en cocinarse. No se trata de que<br />

estén hechas con néctar y ambrosía, pero sí<br />

tienen una identidad inimitable.<br />

122 chefandhotel.cl | marzo 2013<br />

Las Carmona, la dulce memoria<br />

de Coquimbo<br />

Las Carmona conservan, con sus recetas<br />

escritas a mano, una tradición que nunca se<br />

cortó, lo que explica que todavía lleguen<br />

viajeros de Australia, de Alemania y de todos<br />

los caminos de la brújula a esta famosa<br />

pastelería, donde a infinidad de adultos se les<br />

quedó enredada la infancia.<br />

A pesar del éxito, las hermanas Carmona<br />

descubrieron que sólo la dedicación personal,<br />

vigilando cada uno de los pasteles, les permite<br />

conservar esa calidad legendaria. Que las<br />

vuelve vínculo importante para gente a<br />

quienes ni siquiera conocen, pero que hablan<br />

de Las Carmona como una parte fundamental<br />

de sus vidas. “Tenemos buenas maquinarias,<br />

pero nuestros pasteles no se pueden hacer a<br />

máquina. Su elaboración empieza con la<br />

reunión periódica con los proveedores de los<br />

productos que usamos para hacer nuestros<br />

propios polvos de hornear. Y los ingredientes<br />

siguen siendo los mismos, en las mismas<br />

proporciones que usaron mi madre y mis<br />

tías”, explica María Cristina Contreras.<br />

El segundo piso de la casona de Aldunate,<br />

tan familiar para la gente de la zona y los<br />

afuerinos que conocieron este patrimonio<br />

excepcional de la Cuarta Región, se incendió<br />

el 28 de febrero de 1989. María Cristina<br />

trasladó la pastelería el 2009 a calle Garriga<br />

562, donde construyó especialmente una<br />

casita de tipo inglés, victoriana, copiando el<br />

estilo de una caja de galletas llamada Pickwick<br />

Stores: techo de dos aguas, un reloj en el<br />

frontis y luminosos ventanales, en una<br />

construcción donde domina la madera. La<br />

Su aporte: un siglo escrito<br />

en empolvados y milhojas<br />

pastelería está instalada en el primer piso, con<br />

esos típicos frascos con caramelos artesanales<br />

como huevos de almendra, guaguas y dulces<br />

de anís. Además han reunido variedad de<br />

botellas de refrescos, y latas de caramelos y<br />

galletas que fueron populares en estos últimos<br />

cien años. El segundo piso dispone de mesitas<br />

de madera para saborear un buen café con las<br />

especialidades del local, con vitrinas que<br />

muestran antiguos licores.<br />

La sucesión es el tema: cumplido el primer<br />

siglo, qué esperamos para el segundo. María<br />

Cristina sólo tiene hijos y ninguno se interesa<br />

por el sacrificado oficio de la pastelería. Que<br />

para continuar el éxito ininterrumpido de este<br />

tradicional establecimiento combina el orgullo<br />

con cierta esclavitud. La propia María Cristina<br />

se siente tentada a terminar con el peso de esta<br />

tradición de familia tan poco común en Chile.<br />

Pero también reconoce la responsabilidad de<br />

llevar el legado de Las Carmona, que ya<br />

cumplió el primer siglo endulzando a<br />

Coquimbo y, en cierto modo, al mundo.

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