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Chef&Hotel<br />
Rodolfo Gambetti del Pino<br />
Periodista PUC, columnista<br />
Profesor universitario<br />
Ex Presidente Círculo de Cronistas Gastronómicos<br />
S<br />
i Las Carmona vivieran en Japón<br />
serían consideradas Tesoros<br />
Nacionales Vivientes. Su mérito: han<br />
sobrepasado el siglo tentando a coquimbanos,<br />
turistas y extranjeros con sus memorables<br />
pasteles, codiciados por generaciones de<br />
niños, incrustados en la memoria de todos<br />
quienes los probaron.<br />
Originalmente el abuelo, Esteban Carmona,<br />
tuvo una panadería en Guayacán, en la playa<br />
norte de la bahía de La Herradura, Coquimbo.<br />
Se llamaba Las Carmona porque la familia<br />
estaba compuesta sólo por mujeres: la tía<br />
Ventura, que encabezó el grupo que se instaló<br />
en 1911 en calle Aldunate 919, frente a la<br />
plaza. Trabajaban con ella las tías Josefina e<br />
Inés, y María Cristina, madre de María<br />
Cristina Contreras Carmona, la última<br />
sobreviviente de esta estirpe, quien encabeza<br />
hoy el centenario negocio familiar.<br />
La casa antigua que instalaron en el centro<br />
de Coquimbo tenía dos pisos, con altas<br />
ventanas en la planta baja donde los niños<br />
coquimbanos, por cinco generaciones,<br />
pegaron la ñata al vidrio para imaginar los<br />
sabores de los cachitos, milhojas, macarrones,<br />
cocadas con lúcuma, gruesos empolvados; de<br />
los alfajores, las tartaletas de coco con<br />
mermelada, los pinzados de coco, las milhojas<br />
chilenas y francesas. Pero, sobre todo, las<br />
deliciosas tacitas, que sólo se consiguen los<br />
sábados a las cinco de la tarde, porque tardan<br />
todo un día en cocinarse. No se trata de que<br />
estén hechas con néctar y ambrosía, pero sí<br />
tienen una identidad inimitable.<br />
122 chefandhotel.cl | marzo 2013<br />
Las Carmona, la dulce memoria<br />
de Coquimbo<br />
Las Carmona conservan, con sus recetas<br />
escritas a mano, una tradición que nunca se<br />
cortó, lo que explica que todavía lleguen<br />
viajeros de Australia, de Alemania y de todos<br />
los caminos de la brújula a esta famosa<br />
pastelería, donde a infinidad de adultos se les<br />
quedó enredada la infancia.<br />
A pesar del éxito, las hermanas Carmona<br />
descubrieron que sólo la dedicación personal,<br />
vigilando cada uno de los pasteles, les permite<br />
conservar esa calidad legendaria. Que las<br />
vuelve vínculo importante para gente a<br />
quienes ni siquiera conocen, pero que hablan<br />
de Las Carmona como una parte fundamental<br />
de sus vidas. “Tenemos buenas maquinarias,<br />
pero nuestros pasteles no se pueden hacer a<br />
máquina. Su elaboración empieza con la<br />
reunión periódica con los proveedores de los<br />
productos que usamos para hacer nuestros<br />
propios polvos de hornear. Y los ingredientes<br />
siguen siendo los mismos, en las mismas<br />
proporciones que usaron mi madre y mis<br />
tías”, explica María Cristina Contreras.<br />
El segundo piso de la casona de Aldunate,<br />
tan familiar para la gente de la zona y los<br />
afuerinos que conocieron este patrimonio<br />
excepcional de la Cuarta Región, se incendió<br />
el 28 de febrero de 1989. María Cristina<br />
trasladó la pastelería el 2009 a calle Garriga<br />
562, donde construyó especialmente una<br />
casita de tipo inglés, victoriana, copiando el<br />
estilo de una caja de galletas llamada Pickwick<br />
Stores: techo de dos aguas, un reloj en el<br />
frontis y luminosos ventanales, en una<br />
construcción donde domina la madera. La<br />
Su aporte: un siglo escrito<br />
en empolvados y milhojas<br />
pastelería está instalada en el primer piso, con<br />
esos típicos frascos con caramelos artesanales<br />
como huevos de almendra, guaguas y dulces<br />
de anís. Además han reunido variedad de<br />
botellas de refrescos, y latas de caramelos y<br />
galletas que fueron populares en estos últimos<br />
cien años. El segundo piso dispone de mesitas<br />
de madera para saborear un buen café con las<br />
especialidades del local, con vitrinas que<br />
muestran antiguos licores.<br />
La sucesión es el tema: cumplido el primer<br />
siglo, qué esperamos para el segundo. María<br />
Cristina sólo tiene hijos y ninguno se interesa<br />
por el sacrificado oficio de la pastelería. Que<br />
para continuar el éxito ininterrumpido de este<br />
tradicional establecimiento combina el orgullo<br />
con cierta esclavitud. La propia María Cristina<br />
se siente tentada a terminar con el peso de esta<br />
tradición de familia tan poco común en Chile.<br />
Pero también reconoce la responsabilidad de<br />
llevar el legado de Las Carmona, que ya<br />
cumplió el primer siglo endulzando a<br />
Coquimbo y, en cierto modo, al mundo.