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Tonya Hurley Ghostgirl<br />
Charlotte abrió la puerta del laboratorio de quimica y salió al pasillo con cautela.<br />
Estaba encantada de estar «viva» otra vez, y se notaba. El gesto malhumorado tan<br />
propio de Scarlet aparecía ahora atenuado, transformado en una amplia sonrisa de<br />
esperanza más parecida a la de Charlotte y los estudiantes la miraban dos veces<br />
mientras ella se dedicaba a repartir besos a diestro y siniestro, saludando a completos<br />
extraños con una vehemencia inusitada. Pero la metamorfosis no sólo se plasmaba en<br />
su actitud; bajo el control de Charlotte, el cuerpo de Scarlet también había empezado<br />
a adoptar un aspecto y una forma de moverse diferentes. Su postura se volvió más<br />
erguida, sus andares menos cansinos, hasta su comportamiento —vaya por Dios— se<br />
tornó más femenino.<br />
A Charlotte le maravilló comprobar que era mucho más fácil alojarse en Scarlet<br />
que en Petula. Recordó la charla de Brain y la importancia de una buena disposición<br />
en todo el proceso de posesión, y se lo agradeció en silencio.<br />
«Él lo sabe todo», pensó, mientras acariciaba con los dedos de Scarlet las paredes<br />
de bloque de hormigón pintado.<br />
Palpó cada grieta y cada desconchón como una ciega leyendo Braille,<br />
embebiéndose de la sensación de la que había sido privada durante lo que se le<br />
antojaba una eternidad.<br />
A pesar de la segunda oportunidad que tan generosamente le proporcionaba<br />
Scarlet, Charlotte no estaba del todo convencida de su plan. Al fin y al cabo, la<br />
posesión de Scarlet era el Plan B. Aquéllos no eran el cuerpo, el pelo, la ropa, el<br />
aspecto que Charlotte buscaba y menos aún eran rasgos que la mayoría de chicos, y<br />
por descontado el más popular del colegio, encontrasen agradables, por emplear un<br />
calificativo amable. Además, la posesión era temporal y —consideraciones morales<br />
aparte— no iba a ser nada fácil conseguir que un chico dejara a su novia de revista<br />
para irse con su gótica hermana pequeña.<br />
Con todo, Damen había acudido al rescate de Scarlet en el incidente de la ducha,<br />
recordó. Y eso ya era algo para empezar. De vuelta al punto de partida, Charlotte<br />
empezó a sentir cierto sentimiento de gratitud. ¿Quién era ella, después de todo, para<br />
criticar el atractivo de Scarlet en modo alguno? Ah sí, ella era la estupida niña rara<br />
que se había asfixiado con una golosina, según Petula.<br />
Charlotte siguió avanzando por el pasillo, como si fuera el alma de la fiesta,<br />
dejando a su paso rostros atónitos y confundidos mientras se dirigía a las puertas<br />
traseras y de ahí al campo de fútbol.<br />
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