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Tonya Hurley Ghostgirl<br />
tinte rojo por las paredes, tendieron los rieles y el trayecto algo enclenques de la<br />
«atracción» de la casa encantada y trajeron una buena provisión de hielo seco para<br />
las máquinas de humo. La decoración de los chicos muertos era algo más…<br />
auténtica.<br />
Rotting Rita escupió arañas auténticas por la boca para poblar las telas de araña.<br />
Kim aplastó la herida de la cabeza contra otra pared y la hizo rodar, dejando una<br />
sangrienta huella violácea enmarcada por materia orgánica. Hecho esto, dio un paso<br />
atrás y admiró su obra como quien contempla una pintura renacentista de valor<br />
incalculable. La cosa se animaba.<br />
Scarlet estaba montando la cabina del pincha y hacía pruebas de sonido,<br />
alternando entre su leal iPod y los dos mezcladores de CD. Llevaba los auriculares<br />
puestos y estaba totalmente concentrada, sopesando cada selección como si le fuera<br />
la vida en ello.<br />
—Tengo que hablar contigo —dijo Charlotte, emitiendo la voz a través del iPod de<br />
Scarlet.<br />
Sobresaltada, Scarlet se arrancó los auriculares y se encontró con la inquietante<br />
presencia de Charlotte a su espalda.<br />
—¿Es que no puedes darme un golpecito en el hombro como una persona normal?<br />
—preguntó Scarlet—. Ya sé lo que vas a decir. No te preocupes; tendrás tu turno.<br />
—Bueno, el caso es que tengo que ser yo la que baile con él a medianoche por lo<br />
del beso —dijo Charlotte.<br />
—Pero ¿quién te crees que eres? ¿Cenimuerta? —preguntó Scarlet—. Eso no es más<br />
que un cuento. Una chorrada.<br />
—No es una chorrada. El profesor Brain me lo ha explicado —contestó Charlotte a<br />
la vez que resonaban en su mente las mordaces palabras de Prue—. Scarlet, soy la<br />
Elegida.<br />
—¿Que eres la Elegida? —preguntó Scarlet, desconfiando todavía de los motivos<br />
de Charlotte.<br />
—Sí, por una vez, lo soy de verdad —Charlotte procedió a ofrecerle una<br />
explicación atropellada—. Ese beso, el hecho de que puedas verme y todo lo demás<br />
demuestran que Damen es mi asunto sin resolver. Que ese beso supondrá la<br />
resolución no sólo para mí sino para todos los chicos muertos —dijo Charlotte—. El<br />
es mi destino y tú mi única esperanza.<br />
Scarlet la miró inexpresiva mientras Charlotte continuaba con su explicación.<br />
—Scarlet, puede que no me creas, pero sí que crees en mi, ¿verdad? —preguntó<br />
Charlotte, tratando de recuperar aunque fuera una minúscula porción de la<br />
confianza perdida.<br />
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