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Tonya Hurley Ghostgirl<br />
Scarlet se percató de que Damen no podía ver a Charlotte, así que volvió a soltar<br />
un grito, esta vez de miedo e impotencia, y salió corriendo. A Damen le confundió su<br />
extraño comportamiento, pero lo dejó estar y volvió con Petula.<br />
Scarlet entró corriendo en su dormitorio y cerró de un portazo. Se enfundó como<br />
pudo en un vestido vintage de seda color magenta delicadamente bordado con<br />
cuervos negros y reanudó su precipitada carrera en dirección al vestidor contiguo,<br />
cuya puerta cerró también de golpe para protección extra.<br />
La habitación parecía un reservado del club punk y new wave neoyorquino CBGB,<br />
con poemas, dibujos y letras de canciones pintarrajeados en la pared. La taza del<br />
inodoro y el tocador estaban forrados de adhesivos de grupos de música, todos con<br />
algún mensaje. Scarlet rebuscó frenéticamente entre sus cajones en busca de algo, lo<br />
que fuera, con que defenderse del demonio de la ducha.<br />
En décimas de segundo se escucharon unos suaves golpecitos en la puerta. Agarró<br />
su collar con la cruz negra de plástico, la levantó en actitud defensiva al más puro<br />
estilo Buffy, y se encogió de hombros.<br />
—No. ¡Tiene que ser una de verdad! —dijo a la vez que arrojaba la de plástico,<br />
como quien desecha un pececillo, a un mar de cruces.<br />
Cogió una cruz de plata de ley y corrió hasta la puerta con ella, adoptando una<br />
vez más la pose de la cazavampiros.<br />
—¿Qué quieres? —preguntó ante la puerta cerrada.<br />
—Puedes verme —susurró Charlotte.<br />
—Un momento, sé quién eres —respondió Scarlet con nerviosismo, y abrió la<br />
puerta un resquicio.<br />
—¿De verdad? —preguntó Charlotte, gratamente sorprendida de que alguien la<br />
reconociera.<br />
—Eres la chica que la diñó en el instituto —dijo Scarlet—. La de la clase de Física<br />
de Petula.<br />
—¡Sí! ¡La misma! —respondió Charlotte loca de contenta. Al parecer, la muerte sí<br />
que le había granjeado cierta popularidad.<br />
—¿Qué? ¿Entonces vienes a vengarte por lo borde que fui contigo? —se quejó<br />
Scarlet.<br />
—No, qué va —le aseguró Charlotte.<br />
—¿O por mi mierda de necrológica? —preguntó Scarlet, pasando el periódico por<br />
debajo de la puerta.<br />
—¡He salido en el periódico del colegio! —trinó Charlotte<br />
Bajó los ojos al diario y leyó con avidez. Su vida entera había quedado reducida a<br />
dos oraciones junto al ordinario icono on line de «foto no disponible»,<br />
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