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Tonya Hurley Ghostgirl<br />
a lo que más detestaba, y que había incluido, hasta muy recientemente, al chico que<br />
tenía delante.<br />
Damen llevó una mano a la funda de su guitarra, extrajo otro CD y se lo pasó a<br />
Scarlet. Esta vez la impresionó más con su selección.<br />
—¿My Chemical Romance en versión pirata? Te vas acercando —dijo ella,<br />
mientras apenas lograba contener su emoción. Él estaba más que acercándose con esa<br />
elección. Ella a su vez le tendió de modo alentador una copia del álbum Loveless de<br />
My Bloody Valentine, y ambos se echaron a reír.<br />
—Me lo olvidaba —dijo Damen cuando sonó el timbre. Recogió su libro de Física<br />
del suelo y lo embutió en la mochila.<br />
—Sí, más te vale no olvidarlo —dijo Scarlet con un leve deje de culpabilidad, y<br />
alivio, en el tono.<br />
Scarlet salió del aula hacia la clase de Gimnasia recapacitando sobre si no estaría<br />
involucrándose demasiado. Decidió despejar la mente y disfrutar de esa pequeña<br />
pausa nada realista que consiste en dejarlo todo de lado para participar durante<br />
cuarenta y cinco minutos en un deporte de equipo obligatorio. Lo que más le<br />
fastidiaba era que la clase estuviera partida en dos, mitad principiantes y mitad<br />
veteranos; como si no fuera humillación bastante tener que cambiarte delante de los<br />
tuyos. Es más, con esa medida, el instituto estaba logrando introducir todo un nuevo<br />
nivel de humillación. Aunque ideada para salvar la brecha entre el cuerpo<br />
estudiantil, lo cierto era que sólo conseguía agravar el sentimiento de ineptitud<br />
terminal en lo que al cuerpo de los estudiantes se refería.<br />
Entró en el vestuario y se cruzó con una sección de sus maleables imitadoras,<br />
quienes era obvio que habían estudiado y memorizado su perfil en MySpace y<br />
aparecían ahora emperifolladas para la próxima convención de Trash y Vaudeville,<br />
con el mismo tono que ella en los labios y luciendo melenas cortas y flequillos<br />
radicales, zapatones creepers, gargantillas vintage de cristales y una plétora de<br />
camisetas de grupos underground: The Birthday Party, PiL, Bauhaus, New York<br />
Dolls, Sonic Youth, The Damned, Sick of It All, The Creatures, BowWowWow, The<br />
Germs y Killing Joke, por citar solamente unos pocos. Conforme las chicas se iban<br />
desvistiendo, sus camisetas se fueron amontonando en el suelo, formando la que<br />
probablemente era la pila de ropa de vestuario más guay de la historia.<br />
Lo normal hubiese sido que Scarlet se sintiera ofendida y fustigada por aquel<br />
peloteo sartorial, pero en su lugar se descubrió pensando en Charlotte. Sólo podía<br />
pensar en lo feliz que se pondría Charlotte de ver que la gente popular la empezaba a<br />
emular, y en cómo todo se debía precisamente a ella. No era algo que la<br />
entusiasmara, pero sabía lo mucho que significaría para Charlotte, aun cuando no se<br />
hablasen.<br />
Scarlet abrió la cremallera de su bolsa de gimnasia, y mientras revolvía en su<br />
interior buscando la ropa deportiva —una camiseta rota de color gris con el mensaje<br />
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