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Tonya Hurley Ghostgirl<br />
Charlotte se sentía como en una nube mientras se abría camino entre la abarrotada<br />
pista de baile y se reunía con Damen en la cabina del pinchadiscos. El estimulante<br />
frenesí que le producía el mero hecho de encontrarse allí, de ser la protagonista del<br />
momento más memorable de su vida —y ahora, de su muerte— era casi<br />
insoportable. Era la razón por la que había vivido y la única y sola razón por la que<br />
había muerto, y allí estaba, sucediendo ante sus ojos.<br />
—¿Quieres bailar? —preguntó Charlotte dándole unos golpecitos a Damen en el<br />
hombro.<br />
Damen al principio se echó a reír, pensando que bromeaba, pero se dio cuenta<br />
enseguida de que hablaba en serio.<br />
—De verdad que no te entiendo —dijo Damen, que pinchó una canción lenta, le<br />
pasó el control de los platos a un colega y, tomando su delicada mano, la condujo<br />
hasta la pista de baile—. Creo que hemos hecho un buen trabajo ahí en la cabina —<br />
afirmó, tirando de ella hacia sí.<br />
Charlotte cambió de tema. La música era cosa de Scarlet, pero el baile era suyo,<br />
todo suyo.<br />
—Sí, pero mejor bailar con la música que escucharla a secas, ¿no crees? —preguntó<br />
ella.<br />
A Damen no dejaba de desconcertarle su conducta esquizofrénica, pero también le<br />
encandilaba. Ella apoyó la cabeza en su hombro y se sintió encantada de que todos<br />
los miraran mientras avanzaban por la pista de baile.<br />
—Ahora sí que podría morir tranquila… —suspiró Charlotte.<br />
Mientras bailaban, pasaron junto a las Wendys, que acechaban como halcones<br />
desde el perímetro de la pista de baile. Las dos enviaron al instante sendos SMS con<br />
foto a Petula, para informarla y aun para irritarla de esa manera pasiva-agresiva que<br />
era especialidad de ellas. Petula esperaba delante de su ordenador, y al abrir<br />
sucesivamente cada mensaje y jpeg, su rabia rayó lo psicopático.<br />
«¡Está en marcha!», rezó el mensaje con que Petula contestó simultáneamente a las<br />
dos Wendys.<br />
* * * *<br />
Como quería evitar a toda costa ver a Charlotte besar a Damen, Scarlet se subió a<br />
un coche vacío e inició un trayecto por la casa encantada. Se detuvo delante de un<br />
grupo de chicos que reconstruía una escena de su película favorita, Delicatessen. Una<br />
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