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Tonya Hurley Ghostgirl<br />
A la mañana siguiente, Scarlet y Charlotte resolvieron poner en práctica su<br />
jueguecito en la piscina del colegio con tiempo, antes de que comenzaran las clases<br />
de Gimnasia.<br />
Las únicas luces que aparecían encendidas eran las que quedaban bajo el agua, de<br />
forma que los tímidos haces de luz se refractaban por el recinto de hormigón creando<br />
un marco de lo unís siniestro. Los vapores del cloro y el moho enrojecieron los ojos<br />
de Scarlet, aunque muy levemente.<br />
—Muy bien, entonces, igual que en la tele, haremos turnos para estar con él. Yo iré<br />
primero, luego cambiamos, y veremos a cuál de las dos «corresponde» —dijo Scarlet.<br />
—No es justo. Este sitio es tan oscuro… Tan lúgubre… Tan… cómo tú —dijo<br />
Charlotte paseando la mirada por el recinto—. No te hacía yo una fanática de la<br />
natación.<br />
—No estamos aquí por el agua —dijo ella, que encendió el iPod y lo insertó en su<br />
reproductor estéreo LifePod que además le servía de bolsa de bandolera. La música<br />
reverberaba en las paredes de cemento y en el suelo alicatado lo mismo que si fueran<br />
los de una discoteca—. Estamos aquí por la acústica.<br />
—¿Y a mí eso de qué me sirve? —preguntó Charlotte.<br />
—¡Lo siento, no te oigo! —chilló Scarlet, subiendo el volumen de la música todavía<br />
más.<br />
El crujido de la puerta al abrirse atrajo la atención de ambas. Damen atravesó el<br />
umbral oscurecido, escuchó la música atronadora y caminó hacia ella.<br />
Charlotte se esfumó rápidamente y reapareció luego en lo alto del trampolín, para<br />
observar la escena que se desarrollaba más abajo.<br />
—¿Por qué hemos quedado en la piscina? Lo normal es que al menos pretendamos<br />
estudiar —dijo Damen al aproximarse.<br />
Se sentó al lado de ella en la grada. La luz de la piscina despedía un resplandor<br />
sobrecogedor que los rodeaba como lava en la boca de un volcán. Las sombras de la<br />
ondulación del agua bailaban sobre el rostro de Scarlet hipnotizando a Damen, que<br />
se esforzaba por sacarse unas palabras de la cabeza y hacerlas brotar de su boca.<br />
—Yo-yo estaba esperando una oportunidad para decirte… —tartamudeó.<br />
Charlotte estaba fuera de sí. Temiéndose lo que pudiera decirle a Scarlet, se lanzó<br />
en picado desde su percha y la poseyó antes de tiempo.<br />
Scarlet salió expelida de su cuerpo y fue a aterrizar junto al borde de la piscina,<br />
confusa al principio y, luego, solamente furiosa.<br />
—Espero que no sea que te da miedo el agua… —dijo Charlotte, atajando su<br />
discurso y prosiguiendo con la conversación deprisa y corriendo. Sin esperar a la<br />
respuesta de él, Charlotte se fue despojando de la ropa seductoramente hasta<br />
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