3. pasaia 1930-1939. la memoria de los vencidos
3. pasaia 1930-1939. la memoria de los vencidos
3. pasaia 1930-1939. la memoria de los vencidos
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
darse en mi casa, invitándose a sí mismo. Le acogí en el<strong>la</strong>. Como<br />
había él estado en el frente <strong>de</strong> Oyarzun, le pregunté si sabía algo<br />
<strong>de</strong>l alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> aquel pueblo, Sr. Bel<strong>de</strong>rrain. Me contestó que fue<br />
conducido a <strong>la</strong> prisión <strong>de</strong> San Cristóbal: “Es <strong>de</strong>cir —añadió— no<br />
sé si llegaría allí, porque como él <strong>de</strong>bió ser nacionalista...”.<br />
…<br />
Al anochecer <strong>de</strong>l día 13 me vinieron unos requetés navarros a<br />
pedir <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ve <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia. Fuimos a <strong>la</strong> iglesia, y <strong>los</strong> requetés<br />
rezaron el rosario. A <strong>la</strong> salida <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia, el que dirigió el rosario<br />
me preguntó a ver qué i<strong>de</strong>as políticas tenía yo. Le contesté lo<br />
que nunca hice: le dije que era nacionalista vasco. El ocultar mis<br />
simpatías políticas en aquel<strong>la</strong> hora en que había empezado a oír<br />
tan gran<strong>de</strong>s dis<strong>la</strong>tes acerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> nacionalistas, me parecía una<br />
cobardía.<br />
Al día siguiente, <strong>de</strong>spués que celebré <strong>la</strong> misa, fue a verme en<br />
<strong>la</strong> sacristía el vecino <strong>de</strong> Pasajes San Pedro señor Oyarzabal, el<br />
cual me dijo que él estaba ayudando al Comandante militar en<br />
<strong>la</strong> formación <strong>de</strong>l fichero en el que se registraban <strong>los</strong> datos re<strong>la</strong>tivos<br />
a <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as políticas <strong>de</strong> <strong>los</strong> vecinos <strong>de</strong>l pueblo y que, ante <strong>la</strong>s<br />
preguntas que el comandante hacía, se veía en gran<strong>de</strong>s aprietos<br />
al tener que informarle acerca <strong>de</strong> algunas personas nacionalistas<br />
“con el odio con que viene esta gente para <strong>los</strong> nacionalistas”, y<br />
que convendría que yo me presentara en <strong>la</strong> Comandancia a<br />
explicar en qué consiste el nacionalismo <strong>de</strong> <strong>los</strong> vecinos <strong>de</strong><br />
Pasajes, indicando al jefe militar que <strong>los</strong> nacionalistas <strong>de</strong> este<br />
pueblo se habían hecho tales por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r <strong>la</strong> religión más que<br />
por otra cosa. En aquel momento entró un capellán <strong>de</strong> <strong>los</strong> requetés,<br />
a quien también explicó el caso el Sr. Oyarzabal. Este, al<br />
<strong>de</strong>cirle que también un sobrino suyo era nacionalista, se echó a<br />
llorar. El capellán, echándole una mano al hombro, le dijo: “no<br />
se apure, hombre; no van a matar a todos; únicamente a <strong>los</strong> dirigentes...”.<br />
Yo le hice ver que precisamente el sobrino <strong>de</strong>l Sr.<br />
Oyarzabal era dirigente (presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> <strong>la</strong> junta Municipal <strong>de</strong>l<br />
P.N.V en Pasajes Ancho, que había salvado a muchas personas<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>rechas, admitiéndo<strong>la</strong>s en el Batzoki, a fin <strong>de</strong> que no fuesen<br />
perseguidas). Entonces dijo el capellán: “<strong>de</strong>pen<strong>de</strong> todo <strong>de</strong>l<br />
Ayuntamiento que se forme: ¿no podrían Uds. darme nombres,<br />
por si puedo influir en algo?”. Le dimos varios nombres, seña<strong>la</strong>ndo<br />
su filiación política. Tomó <strong>los</strong> nombres y salió al altar.<br />
Como fui a preguntarle algo junto al altar, el capellán me hizo<br />
esta pregunta: “éste (Oyarzabal) es persona <strong>de</strong> garantía?”. Le<br />
contesté que sí. Todavía me preguntó: “Ud. me da pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong><br />
sacerdote <strong>de</strong> que estos señores cuyos nombres hemos tomado,<br />
son personas <strong>de</strong> absoluta confianza?”. Le contesté afirmativamente.<br />
Casi todo el Ayuntamiento que se formó, estaba constituido<br />
por <strong>la</strong>s personas que le indicamos al capellán <strong>de</strong> <strong>los</strong> requetés.<br />
También el Sr. Oyarzabal fue nombrado concejal.<br />
El mencionado capellán me presentó <strong>de</strong>spués ante el<br />
Comandante militar (era <strong>de</strong> <strong>la</strong> Guardia Civil), y allí, hab<strong>la</strong>ndo <strong>de</strong>l<br />
librero <strong>de</strong> Pasajes Sr. Cortabarría, el jefe militar dijo <strong>de</strong> él que si<br />
era rojo había que quitarle todos <strong>los</strong> libros. Allí mismo un fa<strong>la</strong>ngista<br />
(era maestro) me ofreció una petaca <strong>de</strong> <strong>la</strong>s que <strong>de</strong>cía que<br />
había quitado a <strong>los</strong> rojos (al saquear sus casas). A mí me repugnaba<br />
tomar tales presentes que, al fin, eran robados, y no <strong>la</strong><br />
tomé, excusándome en que yo no fumaba y no necesitaba <strong>la</strong><br />
petaca.<br />
A <strong>los</strong> dos o tres días vinieron a hab<strong>la</strong>r conmigo el Sr.<br />
Urretavizcaya y el joven Azurza, ambos vecinos <strong>de</strong> Pasajes, <strong>de</strong><br />
partidos políticos <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha. Querían que en <strong>la</strong> iglesia se celebrase<br />
una función religiosa en acción <strong>de</strong> gracias por haberse<br />
librado el pueblo hasta entonces <strong>de</strong> sucesos luctuosos, función<br />
en que había <strong>de</strong> aparecer yo acompañado <strong>de</strong> capel<strong>la</strong>nes <strong>de</strong><br />
requetés. “Es preciso que se haga algo para que haya unión —<br />
<strong>de</strong>cían el<strong>los</strong>—, porque es terrible el p<strong>la</strong>n en que vienen éstos,<br />
sobre todo contra <strong>los</strong> nacionalistas”. —”Como que es una <strong>de</strong>silusión<br />
—añadió el más joven—; si esta es <strong>la</strong> religión...”. Al mismo<br />
tiempo, pensaban el<strong>los</strong> presentar a <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s militares<br />
un escrito redactado por el procurador Sr. Yarza, en el que se<br />
hiciera constar el profundo agra<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong>l vecindario a <strong>los</strong><br />
nacionalistas vascos. El escrito iría firmado por todas <strong>la</strong>s personas<br />
más <strong>de</strong>stacadas <strong>de</strong> <strong>los</strong> partidos <strong>de</strong>rechistas <strong>de</strong> Pasajes. Me<br />
dijeron que, al efecto, habían sido consultadas muchas <strong>de</strong> estas<br />
personas, <strong>la</strong>s cuales habían dado su asentimiento al proyecto.<br />
Pero ni este ni el otro proyecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> función religiosa se llevaron<br />
a cabo, porque <strong>la</strong>s autorida<strong>de</strong>s militares no juzgaron oportuno se<br />
hiciera nada <strong>de</strong> esto.<br />
Mi párroco D. Francisco Echenique, que nunca había mostrado<br />
simpatía por <strong>los</strong> nacionalistas, el día 13 <strong>de</strong> septiembre, fecha<br />
en que <strong>los</strong> militares entraron en Pasajes y en San Sebastián, me<br />
l<strong>la</strong>mó por teléfono <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta capital y me preguntó cómo estábamos;<br />
y al contestarle yo que bien, y preguntarle a mi vez a ver<br />
cómo estaban en San Sebastián, me respondió: “bien, gracias a<br />
<strong>los</strong> nacionalistas vascos, gracias a <strong>los</strong> nacionalistas vascos”.<br />
Se <strong>de</strong>cía que en San Sebastián <strong>los</strong> monárquicos iban a hacer<br />
una manifestación a favor <strong>de</strong> <strong>los</strong> nacionalistas vascos. Como<br />
caso concreto se citaba el <strong>de</strong> <strong>la</strong> señora <strong>de</strong> Azketa (hija <strong>de</strong> Brunet)<br />
que afirmaba que el<strong>la</strong> saldría con sus dos niños en esa manifestación<br />
<strong>de</strong> simpatía a <strong>los</strong> nacionalistas. A D. Francisco Linazasoro<br />
le oí <strong>de</strong>cir: “beñere baño geyago nazionalisten al<strong>de</strong> itz egingo<br />
<strong>de</strong>t”. A <strong>los</strong> pocos días <strong>la</strong> prensa emprendió una campaña furiosa<br />
contra <strong>los</strong> nacionalistas vascos asegurando que éstos tenían <strong>la</strong><br />
culpa <strong>de</strong> cuantos males estaban ocurriendo en el país. Entonces<br />
se cal<strong>la</strong>ron, como por encanto, todas <strong>la</strong>s voces que llevaban un<br />
eco <strong>de</strong> simpatía hacia <strong>los</strong> nacionalistas vascos. Me tocó ir a<br />
Motrico en un auto, en compañía <strong>de</strong> dos requetés <strong>de</strong> este pueblo,<br />
<strong>los</strong> cuales, comentando <strong>la</strong> situación un tanto comprometida<br />
en que se encontraban algunos nacionalistas vascos, <strong>de</strong>cían: “es<br />
esa una mancha que sólo con el plomo se <strong>la</strong>va”.<br />
…<br />
El párroco <strong>de</strong> Herrera, D. Zacarías Oyarbi<strong>de</strong>, comentando<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el púlpito <strong>de</strong> su iglesia <strong>la</strong> carta pastoral <strong>de</strong> <strong>los</strong> obispos <strong>de</strong><br />
Vitoria y <strong>de</strong> Pamplona re<strong>la</strong>tiva a <strong>la</strong> guerra civil, dijo que el pecado<br />
<strong>de</strong> <strong>los</strong> nacionalistas vascos, que se habían unido con <strong>los</strong><br />
comunistas, se remediaba tomando <strong>la</strong>s armas y acudiendo al<br />
frente a pelear en el ejército <strong>de</strong> Franco.”<br />
I 135