2001 - Facultad de Ciencias - Universidad Autónoma de San Luis ...

El Hijo de El Cronopio No. 142
Noticias de la Ciencia y la Tecnología
Pintando con luz
Los astrónomos han utilizado los colores separados del oxígeno y el hidrógeno para investigar los procesos
de formación de estrellas en la nebulosa NGC 2080. El resultado es tanto una obra pictórica como una
magnífica imagen científica.
Los colores de las estrellas, nebulosas y galaxias llegan hasta nuestros ojos como si estuvieran pintados por
un genio del renacimiento. Sin embargo, nos proporcionan detalles sobre el funcionamiento de tales
objetos que de otra forma no conoceríamos.
La última imagen tomada por el telescopio espacial Hubble es un perfecto ejemplo de cómo los
astrónomos pueden "pintar con luz". La luz emitida por los diferentes elementos químicos, y de elementos
a diferentes temperaturas, es separada por filtros especiales de banda estrecha que revelan la naturaleza de
los complicados y violentos procesos de formación estelar.
La citada imagen (ver), muestra la nebulosa NGC 2080, conocida con el sobrenombre de la "Nebulosa de
la Cabeza del Fantasma". Forma parte de una cadena de zonas donde se forman estrellas, situada al sur de
la nebulosa 30 Doradus, en la Gran Nube de Magallanes, a 168.000 años luz de distancia. Los astrónomos
consideran a 30 Doradus como el mayor complejo de formación estelar del grupo local de galaxias.
La luz de la nebulosa que aparece en la imagen ha sido emitida por dos elementos, el hidrógeno y el
oxígeno. La luz roja y azul procede de regiones de gas hidrógeno calentado por estrellas próximas hasta
que ha sido ionizado completamente. Por su parte, la luz verde de la zona filamentosa de la izquierda
proviene del oxígeno doblemente ionizado. La energía para iluminar el filamento ha sido proporcionada
por el poderoso viento estelar de una estrella masiva situada fuera de la imagen. En cuanto a la región
blanca del centro, es una combinación de las tres emisiones, que indica un núcleo de estrellas masivas y
calientes. La intensa emisión de estas estrellas ha excavado una especie de cavidad en el gas que las rodea.
Las dos zonas más brillantes (los "ojos del fantasma"), llamadas A1 (izquierda) y A2 (derecha), son
aglomeraciones muy calientes de hidrógeno y oxígeno. Contienen estrellas masivas formadas durante los
últimos 10.000 años, ya que sus envoltorios gaseosos aún no se han visto desplazados por la radiación que
emiten. Información adicional e imagen en: http://sci2.esa.int/hubble/docs/heic0114.txt
Edificios que amortiguan
¿Se podrían construir edificios capaces de amortiguar el choque de un avión de pasajeros de manera que
éste literalmente rebotara haciendo un menor daño? El desastre de las Torres Gemelas está propiciando la
aparición de numerosas ideas que podrían servir para proteger a los futuros rascacielos, puentes o
autopistas.
El sistema propuesto para hacerlo realidad está siendo desarrollado en la University at Buffalo. Felicia S.
Manciu y Marian Manciu han ideado un método para reducir la amplitud de un impacto físico hasta al
menos entre un 95 y un 98 por ciento.
El trabajo de investigación demuestra también que es posible convertir la energía disipada de una onda de
choque en energía térmica utilizable, y con el mismo método, que podría obtenerse energía a partir de
fenómenos naturales como las olas del océano o las fuentes geotermales.
Según las investigadoras, los materiales de aspecto granular, como la arena y la tierra, se han utilizado ya
en sistemas amortiguadores, pero con resultados diversos. Cuando los granos individuales que contienen
son demasiado parecidos, los impulsos simplemente pasan a través de tales sistemas, haciéndolos
inefectivos.
Para evita esto, Manciu ha diseñado un sistema donde los tamaños de los granos son alterados de formas
específicas, aumentando grandemente su eficiencia para absorber los impulsos. Consiste en una larga
cadena cónica de esferas, donde la más próxima a la esperada zona de choque es también la más grande, y
las demás son progresivamente más pequeñas. La esfera más cercana a la estructura a proteger (un edificio,
un puente, etc.) es la más diminuta del grupo. De esta forma, cuando se produce un impacto, el choque se
ve "dividido" en una gran cantidad de choques mucho más pequeños, que son recibidos con facilidad por el
final de la cadena de esferas. Con estructuras de este tipo convenientemente dimensionadas, es
teóricamente posible amortiguar cualquier intensidad de choque externo.
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