2001 - Facultad de Ciencias - Universidad Autónoma de San Luis ...

El Hijo de El Cronopio No. 142
Y como no hay nada peor para un ingeniero que pasarse meses diseñando un prototipo para descubrir
después que va a necesitar modificaciones para que pueda funcionar, el personal de los Sandia National
Laboratories ha elaborado programas de modelado en 2D y 3D que se encargan de visualizar los diseños
antes de que sean construidos.
Esta labor, habitual en la industria moderna, no lo es tanto cuando hablamos de componentes
extremadamente pequeños, pensados para formar parte de micromáquinas.
En la versión 3D del programa, los diseñadores pueden girar sus microdispositivos virtuales como si
fueran partes de un aeroplano. Las secciones que se revelan poco adecuadas pueden entonces ser
eliminadas o modificadas, antes de que el caro proceso de fabricación deba repetirse.
Los MEMS (sistemas microelectromecánicos, ver imagen), son utilizados a miles, situados en capas, y la
forma en que estas capas interaccionan no es nada intuitiva. Por eso una visión previa en 3 dimensiones es
ideal.
Las simulaciones precisan de un cierto tiempo. Un microdispositivo sencillo puede ser simulado en
segundos. Uno complicado puede precisar horas. A pesar de todo, el proceso puede ahorrar meses de
trabajo en el futuro.
El sistema 3D, además, proporciona la posibilidad de demostrar el funcionamiento de los dispositivos en
ambientes concretos.
Información adicional e imagen en: http://www.sandia.gov/media/NewsRel/NR2001/design.htm
La bicicleta que brilla en la oscuridad
Los ciclistas nocturnos se sentirán más seguros a partir de ahora. Utilizando la misma tecnología que
permite iluminar las esferas horarias de los relojes de pulsera, ingenieros de la University of Florida han
desarrollado una bicicleta dotada de paneles electro-luminiscentes, haciéndola visible a unos 200 metros de
distancia en plena oscuridad.
Esto reducirá las posibilidades de colisión con otros vehículos, según Christopher Niezrecki y sus colegas
de la universidad (ver imagen). Aumentando el tiempo de detección disponible para los conductores de
automóviles, y sobre todo para los motoristas, se evitarán encuentros inesperados en los que los ciclistas
suelen tener las de perder. El sistema no sólo es útil para detectar el obstáculo con la suficiente antelación,
sino también para identificarlo como una bicicleta.
Pedalear en la oscuridad de la noche aumenta cuatro veces el riesgo de accidente. Sin embargo, el peligro
de ser golpeado por un motorista nocturno es ocho veces menor si se dispone de un reflector de seguridad.
El sistema instalado en la bicicleta está alimentado por una batería de 9 voltios situada bajo el sillín (4
horas de autonomía), mientras que los paneles que se usan para que la bicicleta brille y sea visible tienen
una vida útil de varios años. Si se quiere prolongar el tiempo de uso de la batería, se puede hacer que las
luces parpadeen.
A diferencia de otros reflectores o luces convencionales, la iluminación bioluminiscente no disminuye o
aumenta cuando se ve bloqueada por una fuente luminosa externa. Por otro lado, los paneles pueden ser
desconectados cuando no se usan (durante el día principalmente).
En los campus de las universidades hay muchos alumnos que se desplazan en bicicleta, muchas veces en
horas nocturnas. Por eso el nuevo invento ha surgido en uno de ellos.
El prototipo ha costado unos 1.500 dólares pero los modelos de producción se podrían vender por unos 70
dólares. Cualquier bicicleta podrá utilizar los paneles.
Un aumento de la seguridad seguramente propiciará una mayor confianza en los padres para que permitan
a sus hijos utilizar durante más tiempo las bicicletas. Sin duda se convertirá en uno de los regalos estrella
de una futura Navidad.
Información adicional e imagen en: http://www.napa.ufl.edu/2001news/glowingbike.htm
ADN a presión en los virus
El ADN del interior de algunos virus está "empaquetado" de forma tan apretada que la presión interna
alcanza diez veces la de una botella de champán. Los científicos de la University of California en Berkeley
y de la University of Minnesota sospechan que esta inusitada presión ayuda a los virus a insertar su ADN
en las células a las que se unen. Cuando lo han conseguido, el ADN intruso modifica el funcionamiento de
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