Margarita de Valois.pdf

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salvarlo, r.o salgáis de aquí, no volváis á vuestro
cuarto!
—Hein! qué decias, Claudia? preguntó Catalina
volviéndose.
—Nada, madremia.
—Habéis hablado en voz baja á Margarita.
=Tan solo para darle las buenas noches, y
para decirle mil recuerdos de parte de la duquesa
de Nevcrs.
—Y dónde está esa bella duquesa?
=CGn su cuñado Mr. de Guisa.
Catalina lanzósobre las dos jóvenes una mirada
llenado sospechas, y dijo frunciendo las cejas.
—Venid aquí, Claudia.
Claudia obedeció: Catalina la tomó una madn-
^xQuc le habéis dicho, Imprudente? murmuró
apretando la muñeca de su hija hasta hacerla
gritar.
•—Señora, dijo á su esposa Enrique, el que
sin oir no babia perdido un solo punto de la
pantomina de la reina madre, de Claudia y
de Margarita; señora, ¿me haréis el honor de
darme á besar vuestra mano?
Margarita le tendió una mano convulsa.
—Qué os ha dicho? preguntó Enrique bajándose
para acercar sus labios á esta mano.
—Que no saliese ¡en nombre del cielo!
no salgáis vos tampoco!
Esto fué un relámpago, pero á la luz de
este relámpago por rápido (pie fuese, Enrique
adivinó todoe! complot.