Margarita de Valois.pdf

— 136 —
gánela del trage se parecían de lejos á los
festivos, interlocutores del Decayeron (1), y
de cerca, por lo imponente de sus armas
á esos salteadores de caminos que cien afios
después retrató Salvator llosa en sus paisajes.
Uno de ellos estaba apoyado sobre una rodilla
y una mano, como las liebres y gamos
de que hemos hecho mención.
—Paréeeme, dijo, que se ha acercado singularmente
á nosotros la cacería; antes oí
basta los gritos de los cazadores que azuzaban
al halcón.
—Y ahora, contestó el otro, que aguardaba
al parecer los sucesos con mucha mas
filosofía que su compañero, ya nada oigo; deben
haberse alejado... Ya te dije que este es
mal sitio para estar de acecho. Verdad es que
no nos ven, pero tampoco vemos.
—¡Qué dianlre! amigo Anuibal, dijo el primer
interlocutor, en alguna parle habíamos de
poner nuestros dos caballos, los otros dos que
traemos del diestro y las muías, que vienen
tan cargadas que no sé cómo podrán seguirnos.
Estas antiguas hayas, estas centenarias encinas
son.á mi entender, muy á propósito para tan
difícil empeño. Me atreveré por tanto á decir,
lejos de inculpar como tú á Mr. de Mouy, que
reconozco en todo» los preparativos de esta
empresa, dirigida por él, profundo tacto de un
verdadero conspirador.
1)) Colección de cuentos de Bocado.