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es muy justo, estás enamorado y obras como
tal. Yo soy ambicioso y creo que la vida
vale mas que la sonrisa de una muger.
Cuando arriesgue mi vida, pondré mis condiciones.
Pon tú lasluvas, pobre Medoro.
Tendió la mano á la Mole, y se fué después
de haber cambiado con su compañero
otra mirada criando se alejaba.
Habrían pasado unos diez minutos que Coeonnas
habia dejado su puesto, cuando so
abrió la puerta con precaución y apareció
Margarita. Tomando la mano de la Mole, y
sin decirle una palabra, le condujo hasta el
lugar mas íntimo de su habitación, cerrando
•lia misma las puertas con un cuidado que
indicaba la importancia de la conferencia secreta
que se preparaba.
Al llegar á su cámara se detuvo, se sentó
en su silla de ébano, y alra\crido á la Mole
hasta sí, y estrechando ambas manos dei
joven entre las suyas:
—Ahora que estamos solos, le dijo, habla-
Hios seriamente, amigo mió.
—Seriamente, señora? dijo la Mole.
—Sí, íntimamente veninos, vais mejor?
Puede haber cosas muy serias en la intimidad,
y sobre todo, en la intimidad de una
reina.
—En ese caso... hablemos de cosas serias;
pero con la condición de que vuestra majestad
no se enojará por las locuras que voy
á deci: le.