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lo una vez habia estado en casa del florentino.
Preguntado si lo. habiu encargado una
figura de. cera, contestó que Rene se la habia
enseñado hecha; preguntado si aquella figura
representaba a un hombre, dijo que representaba
á una muger; preguntado si el hechizo
habia tenido por objeto malar á aquel
hombre, dijo que el objeto del hechizo habia
sido el hacerse amar de aquella muger.
Estas preguntas fueron hechas y repetidas
de cien diferentes maneras, poro á todas ellas
dio la Mole las mismas respuestas, cualquiera
que fuese el modo con que se las dirigieran.
Juráronse los jueces con una especie de
indecisión, sin saber á punto lijo lo que hacer
en un asunto tan trivial, cuando una
esquela que entregaron al procurador general
corto todas las dudis.
Estaba concebida en eslos términos:
«Si niega el acusado, recurrid al tormento.—C.»
Molióse el procurador la esquela en el bolsillo,
saludó con una sonrisa á la Mole y
le despidió políticamente. La Mole volvió á
su calabozo casi tan tranquilo, ya que no
casi tan alegre como Coeonnas.
—Creo que todo va bien, dijo para sí.
Una llora dfcspues oyó pasos y vio que introducían
un papel por debajo de su purria,
mas sin poder ver la mano que lo empu-