Margarita de Valois.pdf

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—Pero no ha venido, señora. Entonces le
busqué por lodos lados, y pregunté á todo el
mundo por él. Solo un soldado me dijo que
creia haberle distinguido, con la espada desnuda,
en medio do los guardias que le acompañaban,
pero esto habia sido un poco antes de
empezar la matanza, y esta ha principiado ya
hace una hora.
—Gracias, señora, dijo Margarita; y aunque
tal vez el sentimiento (pie os impulsa á obrar
así, sea para mí una nueva ofensa, gracias.
—Ohl en ese caso perdonadme, señora, y me
creeré mas fuerte con vuestro perdón, porque
no me atrevo á seguiros ni aun de lejos.
Margarita le tendió la mano.
—Voy á ver á ¡a reina Catalina, lo dijo; volveos
á vuestra habitación. El rey de Navarra
está bajo mi salvaguardia, le he prometido
alianza, y seré fiel á mi promesa.
—Pero ¿y si no podéis llegar hasta la reina
madre?
—Entonces me volveré á mi hermano Carlos,
y será preciso (pao me permitan hablarle.
—Id, id señora, dijo Carlota dejando el paso
libre á Margarita: id,y (pie Dios guio á V. M.
Margarita echó á andar por el corredora pasos
precipitados, poro apenas llegó al estremo
de'él, se volvió para asegurarse de que la Salive
no se habia quedado airas: Carlota la seguía.
Luego que la reina de Navarra la vio subir
la escalera que conducía ó su habitación, vol-