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Nada respondió la Mole, pero apretó la mano
¿ Coconnas.
Al lado de aquel lindo pabellón, construido
en tiempo de Luis XII y que se llamaba de
Francisco 1 porque siempre le escogia este monarca
para sus reuniones de caza, habia una
especie de choza construida por los monteros
y que desaparecía en cierto modo entre los
mosquetes, alabardas y espadas, como una
tovera entre las blanquecinas mieses.
A aquella choza fueron conducidos los prisioneros.
Demos ahora alguna luz á la situación algo
anubarrada, sobre lodo para los amigos, refiriendo
lo que habia pasado. ,
Habíanse reunido, como estaba determinado,
los caballeros protestantes en el pabellón
de Francisco I, cuya llave se proporcionó
Mouy según sabemos.
Dueños déla Selva, al menos así lo creían,
establecieron centinelas en varios puntos, centinelas
de que los ligeros se apoderaron sin
resistencia, gracias á una vigorosa sorpresa
y á un cambio de bandas blancas en bandas
rojas, precaución debida al ingenioso celo de
Mr. de Nancy.
Continuaron los ligeros su batida cercandjt>
el pabellón; pero Mouy que como ya hemos
dicho, esperaba al rey de la eslremidad
del paseo de las Violetas, vio á los soldados
disfrazados con bandas rojas marchará pas»
de lobo, v desde aquel momento le par«-
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