Margarita de Valois.pdf

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—Y estáis seguro al menos de llegar al resultado?
le dijo la reina.
—Poco mas ó menos, respondió Enrique; ya
sabéis, señora, que en este mundo de nada
puede uno estar seguro.
—A la verdad, replicó Margarita, que vuestra
magostad anuncia tal moderación y desinterés,
que después de haber renunciado á su corona
y á su religión, renunciará probablemente,
al menos así se espera, á su alianza con
una hija de Francia.
Estas palabras llevaban consigo una significación
tan profunda, que Enrique se estremeció
á pesar suyo; pero dominando su emoción
con la rapidez del relámpago:
—Tened la bondad, señora, la dijo, de pensar
que en este momento no soy dueño de
mi voluntad, liaré lo que me ordene el rey
de Francia. En cuanto á mí, si me consultase
en lo mas mínimo, para esta cuestión
en que intereso nada menos que mi trono,
mi honor y mi vida, primero que fundar mi
•porvenir sobre los derechos que me dá nuestro
mahimonío forzoso, cazador como soy,
preferiría encerrarme en algún castillo, ó lanzarme
á un claustro como penitente.
Esta tranquila resignación de Enrique h su
situación, esta renuncia á todas las cosas de
este mundo, asustaron á Margarita. Llegó á
pensar (pie este rompimiento matrimonial estaba
tal vez arreglado entre Carlos ÍX, Catalina
y el rey ds Navarra. ¿Dejarían acaso