Margarita de Valois.pdf

—Señor conde?
—Si viniesen á buscarme de parle del rey de
-Navarra, me despertareis. Estaré vestido, y
por consiguiente pronto.
—Como yol dijo Coconnas, que por no hacer
esperar á S. A. ni un solo instante, voy á preparar
la señal. Maestro la llurriere! dadme las
tijeras y un papel Manco.
—Gregorio! gritó la llurriere, papel blanco
para escribir una carta... unas tijeras para cortar
el sobre!
—Ah! se dijo á sí mismo el piamontés, sin
duda hay en lodo eslo algo de cstraordinario.
—Buenas noches, Mr. de Coconnas, dijo la
Mole, y vos, huésped mío, tened la bondad de
ensenarme el camino di! mi cuarto. Buena l'or-
ILina, amigo mió.
V la Mole desapareció por la escalera de caracol
seguido de la Hurí ¡ere.
Entonces el hombre misterioso asió del brazo
á Coconnas, y atrayéndole hacia atrás, le dijo
con volubilidad:
—Caballero, poco ha fallado para (pie reveáseis
mas de cien veces un secr. to del que depende
la suerte de lodo el reino. Dios ha querido
que os cerrasen beca con tiempo, lina
palabra mas, y yo os hubiera abatido de un tiro
de arcabuz. Ahora estamos Solos.
—¿Pero quién sois vos paca halcc.r con ese
Solio de superioridad?
—¿Habéis oído hablar acaso del sir