Carismáticos - OpenDrive
Carismáticos - OpenDrive
Carismáticos - OpenDrive
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
8 LOS CARISMAT1COS: Una perspectiva doctrinal<br />
,t<br />
dé equilibrio y elementos de juicio para un mejor conocimiento y<br />
diálogo fructífero. El lector encontrará en nuestro fondo editorial otros<br />
libros que, en ciertos aspectos, aportan puntos de vista algo distintos<br />
a los de John F. MacArthur, hombres de Dios —predicadores,<br />
misioneros, educadores o eruditos bíblicos reconocidos— como Billy<br />
Graham, Cecilio McConnelI, James D. Crane, Kenneth S. Hemphill,<br />
Robert G Witty y John M. Drescher. Lo que es absolutamente cierto<br />
es que todos podemos aprender de todos. MacArthur merece ser<br />
escuchado y leído porque es un líder evangélico respetado, porque es<br />
un estudioso capa;: y serio de la Palabra de Dios y que está llevando a<br />
cabo un gran ministerio, y porque dice muchas cosas que son importantes<br />
y correctas.<br />
Los cristianos evangélicos no carismáticos pueden encontrar en<br />
la exposición del autor razones sólidas de su manera de entender y<br />
vivir la fe bíblica que quizá ellos no habían atinado a articular. Los<br />
creyentes carismáticos van a encontrar un análisis bíblico diferente<br />
que puede ayudarles a examinar su teología y prácticas, y quizá<br />
terminen pensando que hay cosas que deberían moderarse o corregirse.<br />
Quizá todos podamos aprender de la historia al recordar la<br />
experiencia que vivieron los dos grandes reformadores Martín Lutero<br />
y Ulrico Zwinglio. En octubre de 1529 se encontraron frente a frente.<br />
Habían sostenido una guerra de palabras escritas en relación con la<br />
cena del Señor. Lutero sostenía que la presencia corporal real de<br />
Cristo estaba presente en los elementos. Zwinglio, por su parte,<br />
sostenía que el pan y el vino eran sólo símbolos. Allí estaban sentados<br />
juntos aquellos dos grandes líderes. Ambos eran de cuarenta y seis<br />
años de edad. Lutero escribió sobre la mesa: "Esto es mi cuerpo", y<br />
rehusó ceder ni un milímetro en su opinión. Zwinglio tampoco cedió<br />
en su interpretación.<br />
Un lunes los dos reformadores se encontraron por última vez en<br />
la tierra. Con lágrimas en los ojos, Zwinglio se acercó a Lutero<br />
extendiendo la mano de la fraternidad y el compañerismo, no la del<br />
compromiso teológico, Pero Lutero la rechazó y dijo: "Estoy<br />
sorprendido de que desees considerarme como tu hermano." Y<br />
agregó: "No perteneces a la comunión de la iglesia cristiana. No<br />
podemos reconocerte como hermano."<br />
Hubo muchos grandes momentos en la vida y actuación de<br />
--••-"Martín Lutero, pero aquí aparece empequeñecido! [maginemos a<br />
aquel gran predicador y reformador, Ulrico Zwinglio, con su mano<br />
extendida hacia Lutero, con el que estaba de acuerdo en casi todo lo<br />
esencial, pero aquella mano nunca fue aceptada ni estrechada.<br />
Cuántas veces sucede esto entre cristianos, que estando de<br />
Prefacio a la edición castellana g<br />
acuerdo en lo esencial, no se ven ni se consideran hermanos, ni se<br />
dan la mano. ¡Qué triste!<br />
Es evidente que la discusión sobre los dones del Espíritu ha<br />
causado división y dolor en el cuerpo de Cristo: pero el fruto del<br />
Espíritu debería ser real y visible en todos para sanarnos y unirnos.<br />
Cuando estemos en la presencia de Cristo no vamos a ser examinados<br />
y juzgados sobre la base de los dones sino sobre el fruto. Esto debería<br />
hacemos pensar.<br />
Nos atrevemos a sugerir al lector que después de leer este libro,<br />
lea también El fruto del Espíritu, de John M. Drescher, publicado<br />
por Editorial Mundo Hispano Creemos que le será de gran ayuda y<br />
beneficio.<br />
./<br />
¡ Los editores