LA EXPERIENCIA DE LA SE/CICAD EN AMÉRICA LATINA

JUSTIFICACIÓN
El contexto social actual anteriormente descrito demanda a las instituciones educativas un
posicionamiento más enérgico respecto a problemáticas sociales que durante las últimas
décadas se han incrementado y que emergen de la sociedad con otras y más arraigadas
fisonomías.
Paralelamente al progreso identificado con los avances de la ciencia, la técnica, la
industria, la economía, las comunicaciones y los efectos reproductores de estos
fenómenos, se gestan en la sociedad otros procesos de dirección contraria asociados a
regresiones y crisis que en este afán de progreso, se extienden a otros espacios o se
profundizan en los existentes.
Ancladas en el tejido social, las problemáticas sociales producidas por el desequilibrio de
las equidades, la ausencia de sistemas de contención individual, familiar y de todos los
sectores responsables, la debilidad de las regulaciones y la imposibilidad de anticipar y
resguardar con medidas protectoras los fenómenos gestados a nivel global y mundial,
emerge con alta capacidad reproductora la problemática de las drogas, el crecimiento del
uso y abuso de su consumo, las situaciones complementarias que refuerzan su presencia
en la sociedad y la tendencia a fortalecer su ancoro en nuevos escenarios. Representa una
situación global que requiere ser abordado también con medidas globales, pero que en su
identidad local demanda cada vez más programas consensuados, edificados sobre la base
del conocimiento que legitima dicha identidad y con estrategias integradas que avancen
desde las acciones anticipatorias y protectoras hasta las de intervención con carácter
preventiva y situadas en contexto.
Según la OMS, la droga causante de dependencia es “aquella cuya interacción con un
organismo vivo puede provocar un estado de dependencia física, psíquica o de ambos
tipos. Esa droga puede utilizarse con fines médicos y no médicos sin producir
necesariamente ese estado. Una vez que aparece la fármaco-dependencia, sus
características varían con el tipo de sustancia empleada” (OMS, 1974).
Esta enunciación es válida tanto para las drogas lícitas, mal llamadas blandas, como para
las que, desde la perspectiva jurídica, no lo son, denominadas drogas ilícitas, prohibidas o
10