continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales _ Nŭmero ...
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154 ROZALEN MED1NA, JOSE L.<br />
sin embargo, <strong>de</strong>l valor práctico <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conferencias, que se dirigen casi siempre a personas<br />
convencidas, o que saben leer.<br />
"La ŭnica función posible <strong>de</strong> <strong>la</strong>s conferencias es <strong>la</strong> sugestión, <strong>la</strong> libre siembra <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as, <strong>la</strong><br />
promoción <strong>de</strong>l interés. Entre <strong>la</strong> multitud <strong>de</strong> los asistentes es acaso posible tocar el corazón o abrir<br />
los ojos <strong>de</strong> algunos. Luego es preciso recogerlos en <strong>la</strong> intimidad <strong>de</strong>l diálogo para elevarlos a <strong>la</strong><br />
altura <strong>de</strong> sí mismos". (Xirau, 1945, 106-7).<br />
En un Ciclo <strong>de</strong> Conferencias que dio en el Ateneo, en el ario 1914, habló repetidas<br />
veces sobre este aspecto: para reconstruir a España, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre <strong>de</strong>l 98, lo que había<br />
que hacer era consagrarse a un trabajo <strong>de</strong> construccián. No importa dar conferencias, sino<br />
hacer, enseñar a leer libros. Los libros llevan consigo <strong>la</strong>s i<strong>de</strong>as. Es preciso exten<strong>de</strong>r <strong>la</strong><br />
lectura a todas <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ses sociales, ya que el nŭmero <strong>de</strong> analfabetos es espantoso. Todos los<br />
problemas <strong>de</strong> España proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> <strong>la</strong> carencia <strong>de</strong> hombres aptos.<br />
"Es preciso formar rápidamente una generación <strong>de</strong> hombres preparados y abnegados,<br />
ayudar a <strong>la</strong> juventud, escoger a los mejores, trabajar silenciosa pero enérgica y rápidamente para<br />
formar buenos maestros y mandarlos a todos los lugares <strong>de</strong> España, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong>s capitales <strong>de</strong><br />
provincia hasta <strong>la</strong>s al<strong>de</strong>as más pobres y más abandonadas. Nada <strong>de</strong> jerarquías entre maestros<br />
rurales y urbanos, entre maestros <strong>de</strong> primera enseñanza y profesores <strong>de</strong> Instituto y <strong>de</strong> Universidad.<br />
Todo maestro <strong>de</strong>be formar parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Universidad en el sentido más amplio y más fecundo. Es <strong>la</strong><br />
vieja Universitas. La tarea es <strong>la</strong> misma para todos: educar y formar hombres, mujeres y niños <strong>de</strong><br />
superior cultura". (Xirau, 1945, 107).<br />
Cossío fue el educador i<strong>de</strong>al <strong>de</strong> aquellos niños, <strong>de</strong> aquellos jóvenes, <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong>s niñas,<br />
<strong>de</strong> aquellos adultos. A su alre<strong>de</strong>dor, un grupo <strong>de</strong> maestros se preocupaban personal y<br />
arnorosamente <strong>de</strong> que los alumnos fuesen formándose en todos los aspectos y perspectivas.<br />
Jimena Menén<strong>de</strong>z Pidal (1976, 76) lo expresa perfectamente:<br />
"Varones que (cada uno y todos) notaban si teníamos frío, si estábamos alegres, si se nos<br />
había <strong>de</strong>satado el zapato; que paliaban nuestra timi<strong>de</strong>z, que combatían nuestros egoísmos, que<br />
estaban atentos a nuestras dificulta<strong>de</strong>s, que curaban nuestras heridas, que jugaban con nosotros al<br />
frontón, que hacían <strong>de</strong> nuestros juegos escue<strong>la</strong> <strong>de</strong> nobleza: don<strong>de</strong> <strong>la</strong> trampa, <strong>la</strong> agresividad, <strong>la</strong><br />
soberbia..., no tuviesen lugar.<br />
Eitieno, resulta qtie nada más entrar me estoy <strong>de</strong>teniendo tanto en el jardín..., y es que en el<br />
jardín estaba ya todo prefigurado; todos aquellos hombres no eran 'enseñantes (como hoy se les<br />
I<strong>la</strong>maría), eran 'educadores'. La educación sólo se pone en juego, sólo brota, en ese contacto<br />
constante entre los pob<strong>la</strong>dores gran<strong>de</strong>s y pequeños <strong>de</strong> <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>",<br />
Allí Cossío enseñaba que <strong>la</strong> ciencia es una, orgánica (como lo enseñaron sus<br />
maestros Icrausistas), que no se dividía en lecciones, sino que salía al encuentro <strong>de</strong> mil<br />
formas y en diversas circunstancias y había que estar ojo avizor para captar el conocimiento<br />
y po<strong>de</strong>r, luego, criticarlo, aceptarlo, rechazarlo, en un ejercicio <strong>de</strong> creación y libertad.<br />
"Teníamos que andar <strong>de</strong>spiertos para hacernos con el<strong>la</strong>, no <strong>la</strong> íbamos a po<strong>de</strong>r repasar luego<br />
ante un programa y un libro, <strong>la</strong> teníamos que ir viviendo a <strong>la</strong> par <strong>de</strong> 'aquellos' maestros; sin <strong>la</strong> guía<br />
<strong>de</strong> ellos no sabríamos <strong>de</strong>scubrir, penetrar, <strong>de</strong> aquí nacía ese respeto natural. Sabríamos proseguir<br />
sin ellos Pues, Ilegaba <strong>la</strong> ocasión en que nos <strong>de</strong>jaban caminar solos, pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>jamos<br />
bien encaminados, sabiendo para lo que estábamos potenciados y los medios que teníamos a<br />
mano: entonces éramos creadores y ellos podían apreciar nuestras capacida<strong>de</strong>s". (Menén<strong>de</strong>z Pidal,<br />
1976, 77).