continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales _ Nŭmero ...

26 BORJA I SOLE, MARIA DE
amplia selección de buena mŭsica de todas las épocas es, en algunas ludotecas, la gran
compañera tanto del juego simbólico como del juego de construcción, del de sobremesa o de
aventura.
En la ludoteca, mientras se juega o se construye, se puede ir formando buenos
oyentes, se puede aprender a escuchar y a disfrutar de la m ŭsica, a vivir con todos los
recursos de la sensibilidad lo que se está escuchando y a crear el hábito por el gusto a la
buena m ŭsica. Un ejemplo interesante es la combinación de lectura, juego y m ŭsica que se
estimula en la biblioteca de Alcudia en Mallorca.
El juego, considerado como actividad l ŭdica colectiva, puede no sólo formar parte de
proyectos para mejorar la calidad de vida y la salud de los ciudadanos, sino ser requerido para
la mejor difusión, concienciación, participación y buen fin de los mismos proyectos.
Así sucede por ejemplo con el proyecto "ciudades sanas" en colaboración con la
O.M.S. La Organización Mundial de la Salud en 1986 comenzó a estimular las "ciudades
sanas" como una forma de desarrollar nuevas iniciativas de promoción de la salud. En esta
línea en la ciudad de Barcelona, por citar sólo una, son cada año mucho más numerosas y
variadas las carreras, grandes juegos y actividades l ŭdico deportivas que se organizan no sólo
a nivel de barrio sino de ciudad entera.
Si consideramos el juego creador de una cultura l ŭdica, productor del crecimiento
cultural y de la identidad de cada pueblo, debemos recordar que el juego como posibilidad y
necesidad de especie humana, es una actividad antropológica universal que ha producido una
cultura l ŭdica universal y, por otro lado, el juego humano produce variantes propias y
específicas en cada lugar, configurando la identidad cultural de cada comunidad. Los
juguetes, técnicas de elaboración y decoración, maneras de utilizarlos, así como canciones,
refranes y tonadillas que acompañan a los juegos constituyen los rasgos específicos de esta
identidad cultural-l ŭdica de cada pueblo.
Esta identidad cultural, estos rasgos específicos de la cultura l ŭdica local, es lo que se
debe investigar, recoger, transmitir, recrear y desarrollar. Es la recuperación crítica de las
experiencias colectivas locales que no deben quedar ahogadas por la cultura dominante
importada sino convivir con ella.
La actividad l ŭdica conlleva a una participación en la práctica de experiencias y
vivencias culturales de forma voluntaria, creativa y divertida. El juego, el deporte colectivo,
la fiesta, la vertiente l ŭdica y alegre de una comunidad son manifestaciones diversas del
hecho cultural y entran de lleno en una "seria" labor de desarrollo socio-cultural. El juego en
el ámbito de una animación sociocultural puede contribuir a la transformación y al cambio
social incidiendo en la educación para la creatividad colectiva, valorizando las potencialidades
de la persona en su condición de ser social capaz de desarrollar por su propia naturaleza
comunitaria inquietudes sociales, creativas y renovadoras. El juego garantiza el incremento
progresivo de las relaciones humanas entre los individuos y grupos, permitiendo diversos
procesos participativos en un clima de solidaridad y cooperación.
Si atendemos a estas posibilidades del juego podemos plantearnos la interrelación
ludoteca-sociedad y la labor educativa de la ludoteca a partir de los conceptos acomodación y
emancipación.