continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales _ Nŭmero ...

25 0 REVISTA INTERUNIVERSITARIA DE FORMACION DEL PROFESORADO
LA EVALUACION: UN PROCESO DE DIALOGO, COMPRENSION Y
MEJORA
Santos, M.A.
Archidona, Aljibe, 1993
Si Miguel Angel Santos Guerra, el autor del libro, fuera a la vez autor de esta
recensión, sin duda empezaría, con la fluidez verbal que le caracteriza, estableciendo cierto
paralelismo negativo entre "evaluación" y "recensión" o "crftica" de una publicación en una
revista profesional: La "patología" n ŭmero 6 de la evaluación nos advierte sobre cómo "se
evalŭa principalmente la vertiente negativa"; idéntica patología, pero de signo contrario, se
advierte respecto a la "recensión": se seriala principalmente -exclusivamente- la vertiente
positiva y más bien queda aquella reducida a una loa academicista del autor y de la obra. En
este caso, y como valoración global, he de serialar, patológicamente quizá, el acierto de la
publicación y el entusiasmo contagioso que sigue comunicando su autor.
Acierto en la publicación por dos razones: En primer término, es un acierto la
recopilación de trabajos ya publicados pero dispersos y en algunos casos de difícil acceso
desde algunas Comunidades Autónomas castellanoparlantes. Pero es también un acierto,
además de por la primera razón serialada, porque ha sido una experiencia reflexiva
recomendable la re-lectura de lo ya publicado, en una distribución más coherente, de un
contenido más amplio y con la inclusión de nuevos trabajos. Para unos y otros, los jóvenes
"navegantes" principiantes y los no tan jóvenes experimentados -no sé si a la deriva
evaluativa- la lectura de esta publicación es pues altamente recomendable.
El lector dispondrá así, en todo caso, en el capftulo I, de un artículo con idéntico
mérito y valor que en su primera aparición en 1987, Patología general de la evaluación
educativa; o el más reciente, 1993, Los (ab)usos de la evaluación (cap. III). La evaluación
como un proceso de diálogo, comprensión y mejora (cap. II) -al que me referiré
posteriormente-, Una metáfora para comprender la evaluación (cap. IV) y Cinco más cinco
más cinco (cap. V), completan una primera parte de "planteamientos generales" en teoría de
la Evaluación.
En la segunda parte, "planteamientos específicos", se abordan distintos ámbitos de
evaluación más concretos: los alumnos (cap. VI), el profesorado (cap. VII), los centros
escolares (caps. VIII, IX y X), el nivel de educación primaria (sic) (cap. XI) y los materiales
didácticos (cap. XII). La lectura de esta segunda parte anima sin duda a retomar dos
publicaciones más del mismo autor. Con la lectura de Hacer visible lo cotidiano (Akal,
1990), el lector inquieto podrá completar una revisión exhaustiva al tema de la evaluación
de centros docentes que le hará volver a replantearse las posibles conclusiones a las que
hubiera llegado tras la lectura de los "planteamientos generales" de la primera parte del libro
que nos ocupa. Con la lectura de Evaluación cualitativa de programas de educación para la
salud (en colaboración con Juan Fernández Sierra, Aljibe, 1992) el lector podrá cor ŭpletar
una visión de la teoría de la Evaluación aplicada a ámbitos no exclusivamente docentes,
pero sí con repercusiones sociales -y en consecuencia en la genérica "mejora"- no menos
evidentes. Me permito incluso sugerir una estrategia un tanto mercantilista de
concienciación profesional tipo digaselo usted a su vecino ante el tema de la evaluación y
su tratamiento por Miguel Angel Santos Guerra. La evaluación se ha magnificado en los
árnbitos educativos y escolares, pero se está minimizando en otros servicios sociales
decisivos, en particular en los diferentes ámbitos médicos, por ejemplo. La evaluación
como "proceso" de "diálogo", "comprensión" y "mejora" es en esos ámbitos decisiva para