continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales _ Nŭmero ...

2 4 8 REVISTA INTERUNIVERSITARIA DE FORMACION DEL PROFESORADO
Perfecto conocedor de la problemática magisterial decimonónica, desentraña el
ordenamiento curricular que presidió la enseñanza de la Escuela Normal, reconoce distintas
fases a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, observándose un ligero avance en su
diseño. Los planes de estudio se caracterizan por ofrecer un complemento y una
profundización en los contenidos de la instrucción primaria. En este sentido serán las
materias instrumentales las que acaparen, las que equiparen la mayor parte de la dedicación
horaria, quedando relegadas las disciplinas pedagógicas a un papel muy secundario y muy
poco influyente. Contenidos que se encontraban en la base de la configuración de un modelo
de maestro que respondía a las expectativas políticas y a la mentalidad social del momento.
Configuración en la que el componente religioso jugó un papel predominante; indicador, a
su vez, del control ideológico que los sectores confesionales ejercieron sobre el lugar
estratégico que ocupaba la Escuela Normal en esta amplia etapa de su devenir histórico. A
pesar de las dificultades y condicionamientos, desarrolla un papel relevante en la comunidad
isleña como transmisora de valores y cultura.
Teresa GONZALEZ PEREZ
ADAPTACIONES CURRICULARES: GUIA PARA SU ELABORACION
González Manjón, Daniel
Aljibe, Málaga, 1993, 136 pp.
Comenzaré por aclarar que el autor de esta obra hace una distinción, bastante
funcional e interesante, al menos desde mi punto de vista, entre adaptaciones curriculares
grupales, adaptaciones curriculares individualizadas y programas de desarrollo individual.
Por consiguiente, a lo largo de las páginas de dicha obra se describe la concepción que el
autor tiene de cada uno de esos tres tipos de adaptaciones curriculares. Sin embargo, si se
hace una lectura crftica resulta fácil comprobar cómo su autor, subyugado en exceso por las
publicaciones oficiales sobre el tema, se decanta en contra del uso de los programas de
desarrollo individual, llegándolos a considerar como un subproducto de las adaptaciones
curriculares, tal y como lo evidencia el hecho de las m ŭltiples orientaciones que ofrece para
evitar que la elaboración de adaptaciones curriculares irtdividuales no se convierta en un puro
y simple cambio de nombre para una práctica ya conocida: la elaboración de Programas de
Desarrollo individual a partir de un curriculum diferente al general del grupo (Pag. 128).
Ese sesgo ideológico es, desde mi punto de vista, el elemento más negativo y
contradictorio de esta obra, ya que su autor hace en el capítulo primero una distinción muy
precisa y bien fundamentada en autores de renombre intemacional entre lo que es una A.C.I.
y un P.D.I. También resulta incomprensible, precisamente por lo bien fundamentadas que
están las mŭltiples disquisiciones teóricas que aparecen en sus páginas, que admita a estas
alturas (aunque es cierto que ŭnicamente de forma solapada) que el predominio de los P.D.I.
en lugar de las A.C.I. puede interferir.la integración escolar de los niños discapacitados,
siendo que, apoyándose en autores tales como Brennan o Hegarty, admite la posibilidad de
currículos diferentes para niños con necesidades educativas especiales integrados en aulas
ordinarias.
Hoy existe suficiente información bibliográfica como para poder afirmar
categóricamente que P.D.I. y A.C.I. no se contradicen entre sí, pues ambas formas de
adaptación curricular parten de un tronco com ŭn (los Individualized Educational
Programmes), pudiendo ser aplicables simultáneamente en un mismo niño. Es más, como