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pervivencia, enfermedad, invalidez y ayuda a los estudios muestran una capacidad
muy pequeña de lucha contra la pobreza entre los niños.
La conclusión es que España no sólo es uno de los países que menos gastan
en luchar contra la pobreza infantil, sino también uno de los menos
eficaces en combatirla debido a un sistema de impuestos y transferencias
en el que las prestaciones familiares son prácticamente inexistentes (Bradshaw
et al., 2012; Marí-Klose y Marí-Klose, 2012; Cantó y Ayala, 2014;
Föster y Mira d’Ercole 2005; Immervoll et al., 2006). (13)
8.3. Análisis de diferentes ayudas monetarias para combatir
la pobreza infantil
A continuación presentamos los resultados de simular tres tipos de medidas
para combatir la pobreza infantil: una transferencia universal, es decir,
una ayuda para todos los niños, una transferencia condicionada a un nivel
máximo de ingresos y una transferencia condicionada a pertenecer a uno
de los grupos poblacionales con mayor riesgo de pobreza infantil. (14)
Las simulaciones que presentamos dan la misma ayuda a cada uno de los niños
de un hogar. Por una parte, la ayuda monetaria es por niño y no por hogar,
y, por la otra, la cantidad de la ayuda es independiente del número de niños
que hay en el hogar, es decir, no consideramos las posibles economías de
escala de tener más de un niño. Esto es lo que suelen hacer las administraciones.
Por ejemplo, la ayuda estatal a madres trabajadoras con niños menores de
3 años o la ayuda de la Generalitat catalana por niño a cargo menor de 3
años se daba por niño y la cantidad era la misma para todos los niños del
hogar.
Como ya se ha comentado, en todas las simulaciones nos centramos en los
resultados relativos al año 2011, que es el año del período analizado con
unas tasas de pobreza infantil más elevadas.
(13) Por ejemplo, Cantó y Ayala (2014) demuestran que, en el año 2011, las transferencias monetarias que
recibían los hogares con niños en España reducían la pobreza un 30%, mientras que la media para la Unión
Europea-27 era del 45%.
(14) Cantó (2014) explica que las desgravaciones fiscales por hijo, y no las prestaciones, representan una
política más potente y de mayor peso económico; sin embargo, no se espera que tengan un impacto muy
importante en la lucha contra la pobreza infantil pues buena parte de las familias pobres están exentas de
tributar. Además, esta autora añade que las distintas reformas en el impuesto sobre la renta personal han
reducido la recaudación, lo cual, a la larga, repercutirá en menores prestaciones para los más necesitados.
Los distintos cambios también han pasado a enfatizar la función recaudatoria del impuesto y a relegar su
función transformadora de la distribución de la renta.
136 Infancia, pobreza y crisis económica