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nes de este tipo. La situación no habría empeorado en la segunda etapa de
nuestro análisis: la acumulación de carencias no es superior entre 2010 y
2012 respecto a 2004-2009.
La comparación de los resultados obtenidos para el conjunto de la población
y entre la población infantil permite ver que la acumulación de
carencias entre los niños no es muy diferente de la que experimenta en
media el conjunto de la población. Ello nos lleva a concluir también
que la crisis económica no ha representado un empeoramiento de las
situaciones de carencia consideradas –a excepción de la dimensión básica
de consumo, que afectaría a un mayor número de adultos y niños–.
Mediante las tablas anteriores observamos hasta qué punto el conjunto de
la población y la población infantil acumulan carencias en una misma dimensión.
Seguidamente, nos interesamos por la acumulación de carencias
en las diferentes dimensiones. De hecho, entre las personas que sufren alguna
carencia, en torno al 14% de la población y al 17% de los niños las
sufren en las tres dimensiones consideradas simultáneamente –tal como
muestran las tablas 5.5 y 5.6–. En torno al 35% de la población (total e
infantil con carencias) sufre privaciones en dos dimensiones, y el resto sólo
en una, principalmente en vivienda en la primera etapa, y en la secundaria
entre 2010 y 2012. De la comparación entre los resultados obtenidos respecto
al conjunto de la población y para la población infantil, destaca el
hecho de que un mayor número de niños sufriría carencias en todas las
dimensiones a la vez –de nuevo, con diferencias altamente significativas–.
Privación material entre los niños 73