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tica totalidad de los hogares con niños disponen de lavadora y teléfono,
entre un 8 y 10% de los niños españoles viven en una familia donde algún
miembro adulto no ha podido acudir al dentista o costear un tratamiento
dental.
En cuanto a la evolución en el tiempo, los resultados ponen de manifiesto
un ligero aumento del porcentaje de personas que sufren alguna de las
carencias consideradas en la dimensión básica de consumo desde el inicio
de la crisis económica, especialmente para los indicadores más estrechamente
relacionados con la vivienda. Así, el número de personas que han
retrasado el pago de la hipoteca o el alquiler en los 12 meses anteriores a la
encuesta habría aumentado en gran medida durante la etapa de crisis. En el
caso de los niños, un 10% viven en un hogar donde manifiestan haber tenido
que retrasar el pago de las facturas de agua, gas o luz. Sólo se produce
una ligera mejoría en el porcentaje de hogares que disponen de los electrodomésticos
considerados (teléfono y lavadora). Muy probablemente este
resultado se deba más al abaratamiento de algunos de estos objetos o servicios
que a la mejora de la situación económica de los hogares en la etapa
de crisis. (6)
La dimensión de vivienda y entorno recoge seis indicadores. Los dos primeros
se refieren a deficiencias muy importantes en las condiciones e instalaciones
de la vivienda principal, como no poder mantener el hogar a
una temperatura adecuada o sufrir humedades o goteras. (7) Por ejemplo,
calculamos que aproximadamente un 8% de los niños españoles viven en
un hogar que no se puede permitir mantener una temperatura adecuada.
Por otro lado, hemos considerado también cuatro variables de entorno de
la zona o barrio: se refieren a posibles problemas de delincuencia o vandalismo,
o ruidos y contaminación. Comprobamos que la prevalencia de es-
(6) Nótese, además, que los resultados derivan de un número muy pequeño de observaciones, por lo que los
porcentajes deben interpretarse con cautela.
(7) Hemos considerado otros dos indicadores dentro de la dimensión de vivienda: no disponer de váter,
y bañera o ducha, con agua corriente, en el interior del hogar para uso exclusivo de la familia. Afortunadamente,
el número de personas de la muestra afectadas por ambos problemas es tan pequeño que no nos
permite trabajar con estas variables. También hemos considerado la posibilidad de incluir un indicador
relativo al hecho de que los gastos totales de la vivienda (alquiler o hipoteca, seguros, electricidad, gastos de
comunidad, etcétera) signifiquen una carga pesada para la economía del hogar. De todas maneras, más del
50% del total de la población y más del 60% de la población infantil en la etapa 2010-2012 sufre este problema.
Por tanto, hemos descartado la inclusión de este indicador en la dimensión de vivienda y entorno, pues
queremos con ella captar problemas más graves (y, consiguientemente, menos generalizados).
Privación material entre los niños 69