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pobreza infantil más alta de toda la Unión Europea, solamente inferior a
la de Rumanía.
Además, el índice de intensidad de la pobreza ha hecho evidente que, en media,
los niños pobres son más pobres que el conjunto de la población pobre y
que sus rentas equivalentes se han ido alejando cada vez más de la posibilidad
de cruzar la línea de pobreza. En definitiva, no sólo los niños tienen un mayor
riesgo de vivir por debajo del umbral de pobreza que el conjunto de la población:
la crisis también provoca que esta brecha se amplíe.
Un análisis de sensibilidad al umbral de pobreza utilizado nos ha permitido
esclarecer que, de hecho, los efectos de la crisis se hacen sentir con más
crudeza entre los niños más pobres entre los pobres, es decir, los que viven
con rentas equivalentes más alejadas de la mediana. En España, el porcentaje
de niños en pobreza severa con rentas inferiores al 30% de la mediana
prácticamente se ha doblado entre 2004 y 2012, hasta el punto de que uno
de cada diez niños puede calificarse de pobre severo. (1)
En el capítulo 3 hemos estudiado la evolución de la pobreza anclada en el
tiempo. En lugar de permitir que el umbral de pobreza cambie de un año
a otro, lo hemos fijado en el tiempo, tomando como referencia el estándar
de vida del año 2004 e indexándolo por cambios en los precios. Los resultados
son más preocupantes si cabe que los de pobreza relativa. Tanto es
así que el riesgo de pobreza entre 2008 y 2012 pasó del 17,4% al 24,7%
para el conjunto de la población y del 23,9% al 32,1% entre los niños. Se
trata de un aumento del riesgo del 41% y del 34%, respectivamente. En el
caso de la intensidad y la severidad, los incrementos son todavía superiores.
En definitiva, la crisis económica ya ha borrado todos los beneficios
sobre el bienestar económico de los niños que se habían obtenido durante
la etapa de crecimiento económico. El conjunto de la población y los niños
eran en 2011 y 2012 más pobres que en 2004, incluso tomando como referencia
el estándar de vida de hace ocho años. Por tanto, con respecto al
bienestar económico, hemos retrocedido como mínimo hasta principios
de la década pasada.
(1) En cambio, al tomar un umbral de pobreza muy alto, del 70% de la mediana, no observábamos diferencias
en el tiempo. Esto significa que las consecuencias de la crisis no se han notado tanto entre las
familias con rentas equivalentes entre el 60 y 70% de la mediana y se han concentrado en el colectivo de
personas más pobres.
Conclusiones 157