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SUMARIO - Editorial Sal Terrae

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886PEDRO RODRÍGUEZ PANIZODios-hombre Jesucristo»; y por eso estamos ante «una confesión de fecristológica en una forma de expresión mariana» 6 .Como es bien sabido, Nestorio negaba que María pudiese llevar eltítulo de theotókos, pues, como buen seguidor de la Escuela Antioquena,ponía tanto el acento en la humanidad de Cristo y en la separaciónde las naturalezas que tendía a separar un ser divino y otro humano. Alo sumo, podría llamársele «madre de Cristo» (christotókos), «madredel hombre (anthropotókos) o «receptora de Dios» (theodóchos). El escándaloque sufrió Nestorio ante el misterio de la Encarnación del Hijode Dios lo formula bellamente Olegario González de Cardenal en estostérminos: «¿Era posible reconocer a Dios gestándose en las entrañasde una mujer, naciendo en la debilidad absoluta, estando a mercedde una situación humana que puede hacer todo con él, hacerle perecero deshacerse de él?» 7 ; con lo que se rechazaba, de paso, la doctrina dela comunicación de idiomas (communicatio idiomatum), es decir, delos rasgos particulares o característicos (ídia, idiômata) de cada naturaleza,de modo que –según la afirmación de Leoncio de Bizancio– lesson comunes, mientras que permanecen inalteradas ambas naturalezasen sus rasgos propios 8 . No tener esto en cuenta supondría dejar sin fundamentoteológico último la doctrina de la analogía. Si Cristo es verdaderoDios y verdadero hombre, entonces su madre (María) puede serverdadera «madre de Dios».Finalmente, cabe decir que la maternidad de María tiene, en lamentalidad tipológica de los Padres de la Iglesia antigua, un gran papelcomo modelo de la maternidad de la Iglesia. A Justino y a Ireneode Lyon debemos el famoso paralelismo Eva-María. El campeón de lalucha contra el gnosticismo contrapone la desobediencia de la primeraa la obediencia de la segunda, siendo por ello causa de salvación parasí y para el género humano 9 . Como una madre dona al hijo la vida queha recibido de Dios, así la Iglesia incorpora a los creyentes, por el bautismo(morir y resucitar con Cristo), a la vida infinita del Dios Trino,6. A. MÜLLER – D. SATTLER, «Mariología», en (Th. Schneider [dir.]) Manual deteología dogmática, Herder, Barcelona 1996, 797.7. O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Cristología, 255. Cf., también H. GRAEF, María,105-114. G. SÖLL, Mariologie, 73-99.8. Cf. B.E. DALEY, «Idiomas (comunicación de los)», en (J-Y. Lacoste [ed.])Diccionario crítico de teología, Akal, Tres Cantos 2007, 578-579.9. Cf. IRENEO DE LYON, Adversus Haereses, III, 22, 4; V, 19, 1.sal terrae

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