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SUMARIO - Editorial Sal Terrae

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902 JUAN Mª URIARTEla existencia cristiana» (Y.-M. Congar). Cualquier forma de ejerciciode la autoridad eclesial que no hunda sus raíces en este suelo vital esuna planta extraña que no pertenece al Evangelio. Fue tal el interés enmarcar la diferencia entre la autoridad secular y la eclesial que «el vocabularioadoptado para designar en general a las autoridades de lasociedad política y religiosa no fue aplicado jamás en el Nuevo Testamentoa los ministros de la Iglesia» (J. Delorme). Es, pues, impropiosostener que la autoridad es objetivamente lo que es y que las urgenciasdel Evangelio son simplemente apelaciones al sentido moral de quienesla ejercen. No. La autoridad eclesial es «diakonía» y «douleia» porqueCristo la sintió, la vivió y la transmitió con esta «marca de fábrica».La naturaleza de la autoridad queda así radicalmente transformada.Ha de distinguirse por la familiaridad fraternal, la actitud básica deacogida de las iniciativas que se le proponen, por el diálogo franco yhumilde, por la paciencia en la escucha, por el predominio del consejosobre el mandato, por la búsqueda del consenso a costa de la mismaagilidad de las decisiones, por el carácter exhortativo, animador y consolador,por la capacidad de comprensión de los deslices y errores, porla generosidad del perdón otorgado. La autoridad evangélica consultamucho, aconseja a su tiempo y decide solo cuando es necesario. Sabepedir perdón e implora. «Así vivida, es una forma de gobierno únicaen el mundo» (PG 43)3. Qué es guiar a la comunidadPresidir, orientar, aglutinar: he ahí los capítulos principales de la funciónde guiar. De estos tres verbos se derivan las tareas concretas queconstituyen su contenido. Enumeremos algunos de los más importantesy necesarios.a) Promover en la comunidad el espíritu de plegaria. Una comunidadque no sabe orar está irremisiblemente condenada a la languidezdel espíritu y a la mediocridad del comportamiento. Me parece casiincomprensible que incluso la mayoría de los miembros más motivadosy activos de nuestras comunidades no hayan aprendido aorar en calidad, con profundidad, con asiduidad. Enseñar a orar espara el guía de la comunidad una actividad sumamente importantesal terrae

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