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V 31 N 64

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INGOBERNANZA DE LOS BIENES COMUNES: TAJAMAR, LA TRAGEDIA DE LOS HUMEDALES COSTEROS EN MÉXICO<br />

referirnos a “fallas” sociales, se puede constatar una baja<br />

participación de la sociedad civil para proteger su hábitat y<br />

formas de vida tradicionales de diálogo con la naturaleza,<br />

resultado en gran medida de la poca información o interés<br />

que éstos tienen de la condición de su hábitat, así como de<br />

qué herramientas usar para protegerlo y contar con<br />

actividades alternativas a la sobreexplotación del recurso<br />

natural 4 . Por último, el tercer elemento el mercado y la<br />

economía, quizás sea el más complejo ya que incorpora a los<br />

dos primeros, sugiere que 1) en su afán o búsqueda del lucro<br />

y la ganancia, los emprendedores y negocios no incorporan<br />

aquellos impactos negativos que su acción puede provocar; y<br />

2) en las demandas de la sociedad por hacerse de bienes y<br />

servicios para su subsistencia y consumo en el mercado, no<br />

se reconocen o subestiman las externalidades negativas<br />

contenidas en el producto demandado.<br />

En todo caso y en ambas situaciones, la renuncia y oposición<br />

a buenas políticas normativas y regulatorias por lo común<br />

termina obedeciendo a la presión de las empresas y negocios<br />

para “satisfacer” sus intereses privados e inmediatos, así<br />

como los de la industria y de los propios consumidores;<br />

donde se privilegian las demandas, necesidades y<br />

satisfactores individuales prácticamente a cualquier costo<br />

(consumos, amenidades, creación de empleo, vivienda,<br />

ingreso, nivel de vida, estatus, etc.).<br />

Resulta por ello importante incorporar los arreglos<br />

institucionales y las normas jurídicas para tener y procurar<br />

realmente un buen funcionamiento y reconocimiento de la<br />

protección ambiental y los servicios que brinda la naturaleza,<br />

acotando los alcances de los intereses y presiones de la<br />

sociedad, el mercado y los negocios privados. Vista en su<br />

conjunto, esta problemática expresa y configura una crisis de<br />

gobernanza sobre los recursos de la casa común y que exige<br />

el análisis de los cientistas tanto sociales como de las ciencias<br />

de la naturaleza.<br />

Hoy en día es más que evidente que vivimos en constante<br />

riesgo, por un lado como producto de las actividades e<br />

inventos humanos, y por otro lado como consecuencia de los<br />

fenómenos naturales resultado del Cambio Climático. Por<br />

ello una buena gobernanza sobre los bienes comunes debe<br />

contemplar la capacidad de adaptación de la población para<br />

enfrenar fenómenos naturales del tipo de ciclones y<br />

huracanes, tan frecuentes y que, por cierto, han provocado<br />

serios daños en la Península de Yucatán. Todo esto inscrito<br />

dentro del cambio climático, principal flagelo que afecta el<br />

planeta.<br />

Importancia del manglar<br />

Para el caso de los últimos sucesos ocurridos en el polígono<br />

de Tajamar debemos, en primer lugar, preguntarnos si se trata<br />

de un ecocidio o solamente de una degradación y devastación<br />

de un pequeño ecosistema costero con manglar cuya<br />

extensión no rebasa las 80 hectáreas en su conjunto, ubicado<br />

en la ciudad de Cancún, dentro de la llamada Riviera Maya<br />

de Quintana Roo.<br />

¿Qué es un manglar? ¿Dónde se encuentra exactamente<br />

ubicado el de Tajamar?<br />

De entrada, debemos señalar la importancia y fragilidad de<br />

los ecosistemas costeros, lagunares, de humedales, esteros,<br />

ciénegas, manglares y pantanos mexicanos, los cuales han<br />

perdido más de la mitad de su superficie durante los 100<br />

últimos años. De ahí nuestra preocupación.<br />

Los manglares, al igual que los bosques cumplen múltiples<br />

funciones ecológicas, socioeconómicas y culturales.<br />

Constituyen uno de los ecosistemas con mayor productividad<br />

bio-ecológica, proporcionan importantes recursos como<br />

productos madereros y no madereros; albergan una gran<br />

biodiversidad genética de hábitats, especies (animales - aves,<br />

peces, crustáceos, moluscos y vegetales); regulan el régimen<br />

hidrológico, y mantienen la fertilidad y estructura del suelo.<br />

Conforman fronteras y muros naturales entre las aguas<br />

marinas y las dulces; barreras rompe vientos y<br />

amortiguadoras de tormentas y huracanes en su paso hacia el<br />

continente y tierra firme. Intervienen además en los ciclos de<br />

nutrientes (nitrógeno, fósforo, etc.) y en el ciclo del carbono<br />

a través del cual regula las concentraciones atmosféricas de<br />

dióxido de carbono influyendo en la mitigación del<br />

calentamiento global (Bishop y Landell-Mills, 2003). Son<br />

además fuente de empleo, de pesquerías, usos tradicionales y<br />

sitios de recreación.<br />

Según Conabio, el manglar es un bioma o biomasa formado<br />

por árboles muy tolerantes a la sal que ocupan la zona<br />

intermareal cercana a las desembocaduras de cursos de agua<br />

dulce de las costas de latitudes tropicales y subtropicales de<br />

la tierra. Así, entre las áreas con manglares se incluyen<br />

estuarios y zonas costeras. También sirven de hábitat para<br />

4<br />

Sólo para mencionar un ejemplo son los casos de la captura del pulpo y del<br />

pepino de mar.<br />

REVISTA DEL CENTRO DE GRADUADOS E INVESTIGACIÓN. INSTITUTO TECNOLÓGICO MÉRIDA Vol. <strong>31</strong> NÚM. <strong>64</strong> 51

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