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sión».°* Incluso el consagrarse a la ciencia en muchos casos<br />
está motivado por la necesidad de una sólida instrucción acerca<br />
del fin y del camino, del sentido y de la meta de la acción.<br />
Leemos en un fragmento de Nietzsche:"^ «¿Decís que buscáis<br />
la "verdad"? Buscáis un caudillo y de buen grado queréis que<br />
os manden». Pero el instinto de sumisión no es una magnitud<br />
eterna sino un fenómeno que se produce esencialmente en la<br />
familia nuclear burguesa. No es decisivo aquí que en la educación<br />
reinen la violencia o la suavidad, pues el carácter infantil<br />
se forma mucho más por la estructura de la familia misma que<br />
por los propósitos y métodos conscientes del padre. Frente al<br />
poder de que dispone, su amabilidad también aparece —no<br />
en el intercambio de experiencias que el niño realiza con otros<br />
niños, sino ya sobre la base de la situación de la propia familia—<br />
menos como una conducta conveniente que como una<br />
generosidad que obliga. Por racional que, en lo subjetivo, sea<br />
su conducta, su posición social frente al niño determina que<br />
toda medida de educación, aunque sea muy razonable, deba<br />
recordar a las golosinas o al látigo. Es cierto que ninguna educación<br />
hoy concebible puede renunciar del todo a esta alternativa,<br />
pues el desarrollo de cualquier hombre, desde su estado<br />
de ser natural hasta la condición de miembro de la sociedad, es<br />
la repetición esencialmente abreviada, y también modificada,<br />
de un proceso civilizador que abarca milenios y en el cual no<br />
se puede prescindir de la coacción. Pero no es lo mismo que<br />
esta coacción represente el ciego reproducirse de las contradicciones<br />
sociales dominantes en la relación padre-hijo, o que se<br />
abra en la proyección de cada existencia individual, en cuanto<br />
relación que se supera en la sociedad.<br />
En tanto no cambien esencialmente la estructura básica de la<br />
vida social, y de la cultura basada en ella, de la presente época<br />
del mundo, la familia, en cuanto productora de determinados<br />
tipos de carácter autoritarios, ejercerá su inevitable efecto.<br />
Ella constituye un momento importante del nexo legal que domina<br />
en este período histórico. Todos los movimientos políticos,<br />
morales y religiosos consecuentes, que tuvieron como<br />
meta el fortalecimiento y la renovación de esta unidad, vieron<br />
claramente la función fundamental de la familia como productora<br />
de una forma de pensar autoritaria y consideraron su deber<br />
fortalecerla con todos sus supuestos, como la prohibición<br />
del comercio sexual extraconyugal, la propaganda en favor de<br />
54 W. McDougalI, Grundlagen einer Soztdpsychologie (Fundamentos<br />
para una psicología social), Jena, 1928, pág. 169.<br />
55 F. Nietzsche, Gesanmelte Werke, op. cit., vol. xiv, pág. 95.<br />
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