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dales de que se alejasen de Italia y fueran a luchar contra los<br />
turcos.^*<br />
La relación de Cola con los poseedores es clara; representaba<br />
directamente los intereses de estos. Su relación contradictoria<br />
con las masas se pone de manifiesto en su caída. La revuelta<br />
popular de que fue víctima estuvo promovida, sin duda, por<br />
familias hostiles de aristócratas. Pero el motivo concreto eran<br />
«los agobiantes impuestos y las inescrupulosas medidas financieras<br />
de Rienzo».^^ Para los servicios que Rienzo prestaba al<br />
Papa y a los burgueses de Roma, necesitaba no poco dinero,<br />
y le era difícil conseguirlo. Cuando después de su destierro los<br />
burgueses romanos lo invitaron a regresar a Roma y a retomar<br />
el poder, Rienzo les pidió que pusieran dinero a su disposición.<br />
«Los comerciantes ricos se negaron» ^^ y su «tribuno» debió<br />
buscar otra manera de procurárselo. El dominio que él ejercía<br />
en favor de los intereses de aquellos se fue transformando, de un<br />
modo cada vez más claro, en una represión general. Las prácticas<br />
que se vio obligado a emplear volvieron odiosa su dictadura.<br />
La traición a Monreale, a quien hizo ejecutar, tuvo causas<br />
de orden financiero, y así se la ha interpretado en general. Con<br />
el dinero de los jefes bandidos, este plebeyo encumbrado debía<br />
recompensar a sus milicias.^^ Esto aprovechaba al Papa y a la<br />
burguesía, pero para Rienzo significó el desprecio general. Fue<br />
convirtiéndose en un tirano. Además de «la extorsión financiera<br />
a ricos y poderosos»,'" echó mano de todos los medios posibles<br />
para obtener fondos. Los impuestos coactivos sobre los<br />
artículos de consumo, que ahora elevaba, cuando en un principio<br />
los había restringido; la aceptación de dinero a cambio<br />
de la libertad de detenidos, así como los actos terroristas de<br />
diverso carácfer, lo obligaron a tomar medidas cada vez más<br />
amplias para proteger sus propia vida. «¡Muerte al traidor que<br />
introdujo los impuestos!» fue el clamor con el cual el pueblo<br />
se dirigió al Capitolio para asesinarlo.'^ La necesidad de apoyarse<br />
en los burgueses ricos y de asegurar más o menos equívocamente<br />
su adhesión y lealtad al Papa, su declarado protector,<br />
que, por cierto, permanecía alejado en Avignon,'^ significó<br />
al mismo tiempo subordinar a las masas al poder de los bur-<br />
26 Cf. ibid., pág. 411.<br />
27 K. Burdach, op. cit., pág. 161.<br />
28 Gregorovius, op. cit., pág. 376.<br />
29 Ibid., pág. 380.<br />
30 K. Burdach, op. cit., pág. 105.<br />
31 Gregorovius, op. cit., pág. 381.<br />
32 Cf. K. Burdach, op. cit., pág. 451.<br />
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