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TEORIA CRITICA-MAX HORKHEIMER

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dales de que se alejasen de Italia y fueran a luchar contra los<br />

turcos.^*<br />

La relación de Cola con los poseedores es clara; representaba<br />

directamente los intereses de estos. Su relación contradictoria<br />

con las masas se pone de manifiesto en su caída. La revuelta<br />

popular de que fue víctima estuvo promovida, sin duda, por<br />

familias hostiles de aristócratas. Pero el motivo concreto eran<br />

«los agobiantes impuestos y las inescrupulosas medidas financieras<br />

de Rienzo».^^ Para los servicios que Rienzo prestaba al<br />

Papa y a los burgueses de Roma, necesitaba no poco dinero,<br />

y le era difícil conseguirlo. Cuando después de su destierro los<br />

burgueses romanos lo invitaron a regresar a Roma y a retomar<br />

el poder, Rienzo les pidió que pusieran dinero a su disposición.<br />

«Los comerciantes ricos se negaron» ^^ y su «tribuno» debió<br />

buscar otra manera de procurárselo. El dominio que él ejercía<br />

en favor de los intereses de aquellos se fue transformando, de un<br />

modo cada vez más claro, en una represión general. Las prácticas<br />

que se vio obligado a emplear volvieron odiosa su dictadura.<br />

La traición a Monreale, a quien hizo ejecutar, tuvo causas<br />

de orden financiero, y así se la ha interpretado en general. Con<br />

el dinero de los jefes bandidos, este plebeyo encumbrado debía<br />

recompensar a sus milicias.^^ Esto aprovechaba al Papa y a la<br />

burguesía, pero para Rienzo significó el desprecio general. Fue<br />

convirtiéndose en un tirano. Además de «la extorsión financiera<br />

a ricos y poderosos»,'" echó mano de todos los medios posibles<br />

para obtener fondos. Los impuestos coactivos sobre los<br />

artículos de consumo, que ahora elevaba, cuando en un principio<br />

los había restringido; la aceptación de dinero a cambio<br />

de la libertad de detenidos, así como los actos terroristas de<br />

diverso carácfer, lo obligaron a tomar medidas cada vez más<br />

amplias para proteger sus propia vida. «¡Muerte al traidor que<br />

introdujo los impuestos!» fue el clamor con el cual el pueblo<br />

se dirigió al Capitolio para asesinarlo.'^ La necesidad de apoyarse<br />

en los burgueses ricos y de asegurar más o menos equívocamente<br />

su adhesión y lealtad al Papa, su declarado protector,<br />

que, por cierto, permanecía alejado en Avignon,'^ significó<br />

al mismo tiempo subordinar a las masas al poder de los bur-<br />

26 Cf. ibid., pág. 411.<br />

27 K. Burdach, op. cit., pág. 161.<br />

28 Gregorovius, op. cit., pág. 376.<br />

29 Ibid., pág. 380.<br />

30 K. Burdach, op. cit., pág. 105.<br />

31 Gregorovius, op. cit., pág. 381.<br />

32 Cf. K. Burdach, op. cit., pág. 451.<br />

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