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lealtad al contrato y la firmeza, también lo es para los rasgos<br />
de la imagen del hombre que están más en el centro del interés<br />
antropológico tradicional: en vez de una simple afirmación o<br />
de una inmediata corrección de las doctrinas filosóficas, un pensamiento<br />
ilustrado busca poner en relación las determinaciones<br />
«del» hombre con los grupos y fases del proceso de la vida<br />
social y superar la metafísica por medio de la teoría. En<br />
Grecia hubo un famoso antagonismo en la antropología. La<br />
opinión de que las capacidades humanas eran conferidas por<br />
el nacimiento se oponía a la de quienes sostenían que la desigualdad<br />
estaba condicionada por las relaciones sociales y por<br />
el destino individual. Como se sabe, según Aristóteles los hombres<br />
están calificados desde su nacimiento para servir o para<br />
mandar.^* Por el contrario, Demócrito dice: «Hay más gente<br />
hábil por causa del ejercicio que por el talento».^" Afirma que<br />
la naturaleza y la educación son semejantes, pues la educación<br />
transforma al hombre y crea de tal modo una segunda naturaleza.-^<br />
En la Edad Moderna estas concepciones antropológicas<br />
aparecen unidas a la justificación de sistemas políticos: la aristotélica<br />
es un componente de la doctrina conservadora, defensora<br />
del feudalismo y de la Edad Media, mientras que la doctrina<br />
de Demócrito corresponde a la cosmovisión de la burguesía<br />
en ascenso. La creencia en la igualdad de los hombres y la<br />
creencia en la nobleza de nacimiento estaban irreconciliablemente<br />
enfrentadas. En la actualidad no hay una decisión terminante<br />
en favor de una de estas convicciones. En cada una de<br />
ellas se refleja, desde luego que en forma falsa, desfigurada, un<br />
período de la realidad social, y ambas expresan la autocomprensión<br />
del hombre en dos grados distintos. De la misma manera,<br />
la diversa posición que adoptan los grupos más avanzados<br />
frente a ambas imágenes del hombre refleja en el presente<br />
una realidad futura. Hoy es inmanente a la praxis histórica<br />
progresista tanto la crítica a la desfiguración contenida en cada<br />
una de las dos imágenes, como el reconocimiento de su verdad<br />
relativa. La nueva forma de existencia, superior a los mundos<br />
pasados que se reflejan en aquellos principios antropológicos,<br />
ya se corporiza en sus pioneros. Solo una toma de posición<br />
ante el antiguo antagonismo, en el que se expresan las tendencias<br />
históricas reales, lleva efectivamente más allá de él. Cada<br />
una de las partes posee su limitado derecho.<br />
19 Aristóteles, Política, 1254i7, 23. ("oética, Buenos Aires: Emecé.)<br />
20 H. Diels, Fragmente (Fragmente^), i\° 242.<br />
21 Cf. ibid., n? 33.<br />
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