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cernir la conexión entre moral y formas de actuar del hombre<br />
burgués. En las contrarrevoluciones no aparece tan clara esta<br />
relación como en las revoluciones. Los contragolpes temporariamente<br />
victoriosos del catolicismo en la Inglaterra del siglo<br />
XVII, el dominio de los Borbones después de la derrota de<br />
Napoleón, o el derrocamiento de la Comuna, se encuentran tan<br />
inconfundiblemente bajo el signo de la venganza, que no dejan<br />
ver claramente la contradicción, aquí examinada, entre moral<br />
y realidad en el hombre burgués, entre su existencia y el reflejo<br />
ideológico de ella. En las contrarrevoluciones triunfaron<br />
grupos retrógrados de la burguesía junto con restos del feudalismo.<br />
Más característicos de los mecanismos históricos que<br />
reproducen el carácter burgués son los movimientos que, al menos<br />
por parte de la historiografía burguesa, son valorados como<br />
positivos, es decir, coincidentes con los fines de su clase. Las<br />
pequeñas rebeliones de este tipo, que se encuentran a lo largo<br />
de toda la historia de Europa, como las guerras de la burguesía<br />
en los Estados italianos del siglo xvi, las guerras entre las sectas<br />
en Holanda durante el xvii, las rebeliones españolas del<br />
xviii, los levantamientos estudiantiles y de otro tipo en Alemania<br />
y Francia durante la primera mitad del siglo xix, todas<br />
ellas recuerdan que los grandes acontecimientos revolucionarios<br />
de cada país se elevan sobre un trasfondo de incesante luchas.<br />
La situación miserable de la población pobre constituyó su<br />
base, y la burguesía de las ciudades desempeñó el papel de conductora.<br />
Hemos de referirnos aquí solo a algunas acciones históricas<br />
en que se revela de manera particularmente nítida la<br />
complexión que es propia de grupos socialmente importantes<br />
de la burguesía, complexión que contradice la moral que ellos<br />
sostienen. Mientras que en la vida cotidiana, en el «mundo<br />
de los negocios» de la Edad Moderna, los aspectos característicos<br />
de la maldad y la crueldad entonces actuantes permanecían<br />
a menudo ocultos para aquellos sectores que no los experimentaban<br />
directamente, en períodos de mayor relajamiento del<br />
orden social se pusieron claramente en descubierto sus causas<br />
y sus rasgos esenciales. En lo que sigue trataremos de mostrar<br />
los rasgos estructurales comunes de conocidos procesos<br />
de la historia moderna. Si bien la significación de los acontecimientos<br />
que hemos de tratar aquí ha sido muy diferente para<br />
el progreso de la humanidad —algunos son totalmente locales,<br />
otros más religiosos que políticos—, en esos momentos característicos<br />
se puede reconocer la constelación social con sus más<br />
importantes mediaciones, constelación que condiciona tanto la<br />
jerarquía idealista de valores, la condenación teórica del egoís-<br />
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