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miento se aplica a la sociedad, entonces resultan la estadística<br />
y la sociología descriptiva, que pueden ser importantes para<br />
cualquier fin, incluso para la teoría crítica. Para la ciencia tradicional,<br />
necesario puede ser todo o bien nada; ello depende,<br />
en cada caso, de si por necesidad se quiere entender la independencia<br />
respecto del observador o la posibilidad de pronósticos<br />
absolutamente ciertos. Pero en la medida en que el sujeto,<br />
en tanto pensante, no se aisla radicalmente de las luchas sociales<br />
en las que participa; en la medida en que no considera<br />
el conocer y el actuar como conceptos separados, la necesidad<br />
tiene otro sentido. Mientras ella, no siendo dominada por el<br />
hombre, se enfrenta a él, equivale por una parte al reino natural,<br />
que, a pesar de los extensos dominios que aún pueden ser<br />
conquistados, nunca desaparecerá del todo, y por otra parte a la<br />
impotencia que ha caracterizado a la sociedad hasta este momento:<br />
la impotencia para encauzar la lucha con esa naturaleza<br />
en una organización consciente y adecuada. Aquí aludimos<br />
a aquellas fuerzas y contrafuerzas. Ambos momentos de este<br />
concepto de necesidad, que se relacionan mutuamente: poder<br />
de la naturaleza e impotencia de los hombres, reposan sobre el<br />
mismo esfuerzo vivido por estos para liberarse de la presión<br />
de la naturaleza y de las formas de la vida social que han llegado<br />
a encadenarlos, las formas del orden jurídico, político y<br />
cultural. Esos momentos responden al anhelo real de un estado<br />
en el que lo que los hombres quieren es también lo necesario,<br />
en el que la necesidad de la cosa misma se transforma en la de<br />
un acontecer racionalmente dominado. La aplicabilidad y hasta<br />
la intelección de estos y de otros conceptos del modo de pensar<br />
crítico están unidas a la actividad propia y al esfuerzo, a una<br />
voluntad en el sujeto cognoscente. El intento de compensar<br />
una insuficiente comprensión de tales ideas, y del modo en<br />
que ellas se encadenan, aumentando simplemente su coherencia<br />
lógica o produciendo definiciones más exactas en apariencia o<br />
aun un «lenguaje unificado», debe fracasar. No se trata solamente<br />
de un malentendido, sino de la oposición real de modos<br />
de comportamiento diferentes. El concepto de necesidad es él<br />
mismo, en la teoría crítica, un concepto crítico; supone el de<br />
libertad, si bien no como una libertad existente. La idea de<br />
una libertad que siempre existe, aun cuando los hombres estén<br />
cargados de cadenas, es decir, una libertad puramente interior,<br />
es propia del modo de pensar idealista. La tendencia de esta<br />
idea, no del todo falsa, pero sí equívoca, se manifestó con notable<br />
claridad en el Fichte de la primera época: «Ahora estoy<br />
totalmente convencido de que la voluntad humana es libre, y<br />
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