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TEORIA CRITICA-MAX HORKHEIMER

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tan problemático. Hace ya tiempo la psicología moderna ha<br />

reconocido como absurdo el afirmar que los instintos de conservación<br />

son naturales en el hombre, y que los llamados factores<br />

«centrales» debieran introducirse allí donde los hechos individuales<br />

y sociales no se puedan reducir a aquellos de modo<br />

evidente. Ni el hombre, y ni probablemente tampoco los animales,<br />

se hallan organizados psíquicamente de manera tan individualista<br />

que todos sus movimientos impulsivos originarios<br />

estén necesariamente referidos al placer directo que proporcionan<br />

las satisfacciones materiales. Por ejemplo: los hombres<br />

son capaces de experimentar, en la solidaridad con quienes sienten<br />

de la misma manera, una dicha que permite soportar los<br />

padecimientos y la muerte. Las guerras y revoluciones ofrecen<br />

el ejemplo más claro de esto. Movimientos impulsivos no-egoístas<br />

se han producido en todos los tiempos; de hecho, ninguna<br />

psicología seria niega su existencia, sino que, a lo sumo, por<br />

medio de problemáticas explicaciones se intenta reducirlos a<br />

motivos individualistas. Contra aquella desfiguración economista<br />

de la teoría del hombre, llevada a cabo por corrientes psicológicas<br />

y filosóficas, varios sociólogos han ensayado formular<br />

sus propias y originales teorías de los impulsos. Pero, en<br />

general, estas se caracterizan porque contienen —a diferencia<br />

de la psicología utilitarista, que explica todo a partir de un<br />

solo punto— grandes cuadros de instintos e impulsos, todos<br />

los cuales son considerados innatos, y porque descuidan las<br />

relaciones funcionales específicamente psicológicas.^-<br />

Sea como fuere, las acciones de los hombres no se originan<br />

solo en sus tendencias físicas a la autoconservación, ni solo en<br />

el instinto sexual directo; también proceden, por ejemplo, de<br />

las necesidades que llevan a poner en movimiento las fuerzas<br />

agresivas, o de las necesidades de reconocimiento y afirmación<br />

de la propia persona, de protección dentro de una colectividad,<br />

y de otros movimientos impulsivos. La psicología moderna<br />

(Freud) ha mostrado cómo dichas exigencias se distinguen del<br />

hambre porque esta requiere una satisfacción directa y constan-<br />

12 En general, la literatura sociológica —aun cuando pretenda mantener<br />

radicalmente separadas sociología y psicología, como en la escuela<br />

de Durkheim— contiene conocimientos psicológicos más profundos<br />

que la psicología académica tradicional. Así, Leopold von<br />

Wiese se vuelve contra la carga de tareas específicamente psicológicas<br />

que soporta su ciencia, pero se equivoca ciertamente al señalar que<br />

el objeto de la psicología está constituido por los solos procesos de<br />

conciencia. Sin embargo, sus obras dan testimonio de un saber acerca<br />

de los procesos psíquicos más diferenciado que el que suele encontrarse<br />

en autores que subordinan la sociología a la psicología.<br />

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