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damental del ser humano (...) provienen todos los monopolios,<br />
producciones y obras específicos del hombre: el lenguaje,<br />
la conciencia moral, la herramienta, el arma, las ideas del derecho<br />
y de la injusticia, el Estado, el mando, las funciones representativas<br />
del arte, el mito, la religión, la ciencia, la historicidad<br />
y la sociabilidad».^ Esta tarea es imposible. Por mucho<br />
que pueda aceptar el devenir y el cambio en la idea del hombre,<br />
esta forma de plantear los problemas supone una rígida<br />
jerarquía conceptual; contradice el carácter dialéctico del acontecer<br />
con el cual está entretejida en todo tiempo la estructura<br />
fundamental del ser de grupos e individuos, y en el mejor de<br />
los casos puede llevar a esbozar modelos en el sentido de los<br />
sistemas de las ciencias de la naturaleza.<br />
No hay una fórmula que determine de una vez por todas la relación<br />
entre individuo, sociedad y naturaleza. Si bien de ningún<br />
modo puede considerarse la historia como despliegue de<br />
una esencia humana unitaria, sería igualmente ingenua la fórmula<br />
fatalista inversa, a saber: que el curso de las cosas está<br />
dominado por una necesidad independiente de los hombres.<br />
La dependencia no está estructurada unilateralmente ni siempre<br />
de la misma manera. Antes bien, el desarrollo social implica<br />
que personalidades y grupos aislados estén mejor preparados<br />
que otros —que en su pensar y obrar son particulares<br />
funciones de las circunstancias dadas— para cambiar y configurar<br />
las condiciones. La acción histórica consciente está, desde<br />
luego, unida según el momento y el contenido a determinados<br />
supuestos, pero esto ocurre en forma diferente de los modos<br />
de reaccionar inhibidos por la situación social dada, y de<br />
la existencia que depende por completo del orden establecido.<br />
Cuanto más es esta lo que está en cuestión, tanto más la psicología<br />
de los mecanismos inconscientes constituye la forma<br />
de explicación adecuada. Cuanto mayor es la independencia,<br />
respecto de la autoridad del orden establecido, con la que se<br />
producen las acciones históricas; cuanto más estas se fundan<br />
en una verdadera teoría, tanto más suficiente es la directa comprensión<br />
de los motivos. El objeto adecuado de una psicología<br />
profunda, social, no está constituido por la actividad racional<br />
y liberadora de hombres formados en lo teórico, sino por la<br />
obstinación y perplejidad de grupos rezagados.<br />
La moderna antropología filosófica brota de aquella misma<br />
1 M. Scheler, Die Sonderstellung des Menschen, en Mensch und Erde<br />
(La posición privilegiada del hombre, en Hombre y tierra), Darmstadt,<br />
1927, pág. 246.<br />
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