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mas a pesar de las transformaciones, también los movimientos<br />
sociales, más allá de su radical cambio de contexto funcional,<br />
son en gran medida idénticos.<br />
Su fundamento muestra una estructura típica. La burguesía de<br />
las ciudades tiene intereses económicos especiales. Requiere la<br />
supresión de todas las condiciones y leyes que limiten el desarrollo<br />
de sus industrias, ya se trate de privilegios feudales, de formas<br />
de administración demasiado lentas o de disposiciones de<br />
protección social; requiere además grandes ámbitos económicos<br />
soberanos con administración centralizada, ejércitos disciplinados,<br />
la subordinación de toda la vida cultural a instancias<br />
nacionales, la desaparición de cualquier poder que se le oponga,<br />
una administración de justicia ajustada a sus necesidades,<br />
y seguridad y rapidez para el comercio. Las masas proletarizadas<br />
de la ciudad y del campo tenían intereses cada vez más<br />
acuciantes. En la medida en que la desigualdad social, que se<br />
abatió sobre ellas, era en esos niveles del desarrollo social el<br />
prerrequisito del progreso, en esa misma medida al estado<br />
miserable de los dominados correspondía el deseo utópico de<br />
igualdad y justicia. Los intereses de la burguesía, en lo que se<br />
refería al régimen de la propiedad, estaban en desacuerdo con<br />
los de las masas. En el sistema que la burguesía trataba de<br />
introducir y fortalecer estaba contenida desde un comienzo la<br />
separación, que se profundizaba cada vez más, entre ella y la<br />
mayoría de la sociedad. En definitiva ello significó, es cierto, un<br />
avance para la humanidad, pero no así para la mayor parte de<br />
los hombres que vivieron entonces. Del esfuerzo de la burguesía<br />
por imponer sus propias exigencias de una administración<br />
más racional, en contra del poder feudal y con el apoyo de masas<br />
populares desesperadas, y por fortalecer al mismo tiempo<br />
su dominio sobre esas masas, se desprende la forma peculiar<br />
que en estas rebeliones cobra la lucha por «el pueblo». Este<br />
debe comprender que la renovación nacional lo beneficiará<br />
también a la larga. Con la desaparición de la mala administración,<br />
cuyos abusos él ha sufrido hasta ahora, no ha de nacer,<br />
por cierto, un estado de contentamiento general, como muchos<br />
pudieron erróneamente creerlo, inducidos por el recuerdo de<br />
la caridad de la madre Iglesia; por el contrario, las nuevas libertades<br />
significan una fuerte responsabilidad de cada individuo<br />
por sí y por su familia, una responsabilidad que es preciso despertar<br />
en él por medio de la educación. Hay que crearle una<br />
conciencia moral. Al luchar por las libertades burguesas, debe<br />
él aprender a dominarse a sí mismo. La revolución burguesa<br />
no trajo a las masas esa situación estable, caracterizada por una<br />
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