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sólo en un manejo virtuosista de los signos matemáticos, recompensando<br />
el cual la buena sociedad deja traslucir su sentido<br />
de la humanidad.<br />
Pero de cómo será consumido el futuro con el que tiene que<br />
ver el pensar crítico, de eso no hay ejemplos semejantes. No<br />
obstante, la idea de una sociedad futura como comunidad de<br />
hombres libres, tal como ella sería posible con los medios técnicos<br />
con que se cuenta, tiene un contenido al que es preciso<br />
mantenerse fiel a través de todos los cambios. En cuanto es<br />
la comprensión del modo en que el desmembramiento y la<br />
irracionalidad pueden ser eliminados ahora, esa idea se reproduce<br />
de continuo en la situación imperante. Pero la facticidad<br />
juzgada en esa idea, las tendencias que apuntan a una sociedad<br />
racional, no son creadas fuera de ese pensar crítico por<br />
fuerzas exteriores a él en cuyo producto pudiera él reconocerse<br />
luego, digamos, por simple casualidad, sino que el mismo sujeto<br />
que quiere imponer esns hechos, una realidad mejor, es<br />
también quien los concibe. La problemática coincidencia entre<br />
pensar y ser, entendimiento y sentidos, necesidades humanas y<br />
su satisfacción dentro de la caótica economía de hoy, coincidencia<br />
que, en la época burguesa, aparece como azar, debe dejar<br />
paso a la relación entre propósito racional y realización. La<br />
lucha por el futuro es el imperfecto reflejo de esta relación, en<br />
cuanto una voluntad orientada hacia la configuración de la sociedad<br />
como un todo actúa ya conscientemente dentro de la<br />
teoría y la praxis que deben conducir a ello. En la organización<br />
y la comunidad de los combatientes aparece, más allá de<br />
toda la disciplina basada en la necesidad de imponerse, algo de<br />
la libertad y espontaneidad del futuro. Donde la unidad de<br />
disciplina y espontaneidad ha desaparecido, el movimiento se<br />
transforma en asunto de su propia burocracia, un espectáculo<br />
que ya pertenece al repertorio de la historia moderna.<br />
La vigencia en el presente de ese futuro anhelado no es, sin<br />
embargo, ninguna certeza. El sistema conceptual del entendimiento<br />
ordenador, las categorías en las cuales son admitidos,<br />
por lo común, lo caduco y lo vigente, así como procesos sociales,<br />
psicológicos y físicos, la separación entre los objetos y<br />
los juicios en las ramas de las ciencias particulares, todo esto<br />
constituye el aparato conceptual tal como él se ha confirmado<br />
y ajustado en conexión con el proceso real del trabajo. Este<br />
mundo de conceptos constituye la conciencia general, posee<br />
un fundamento al cual sus portadores se pueden remitir. También<br />
los intereses del pensar crítico son generales, pero no generalmente<br />
reconocidos. Los conceptos que surgen bajo su in-<br />
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