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El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

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-Lo siento en el alma, comandante -le dijo-; pero lo que usted <strong>de</strong>sea es imposible. No<br />

pue<strong>de</strong> usted figurarse lo que me agradaría complacerle, pero las normas <strong>de</strong> la Agencia<br />

son rigurosísimas. Las aventuras tienen carácter confi<strong>de</strong>ncial, y como usted es un<br />

extraño, me está vedado revelarle ni una palabra más <strong>de</strong> lo que sea inevitable. Espero que<br />

usted lo compren<strong>de</strong>rá...<br />

-Nadie pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r mejor que yo las reglas <strong>de</strong> la disciplina -dijo Brown-.<br />

Muchísimas gracias. Buenas noches.<br />

Y el pobre hombre se retiró <strong>de</strong>finitivamente.<br />

<strong>El</strong> comandante se casó más tar<strong>de</strong> con la señorita Jamerson, la dama <strong>de</strong>l cabello rojizo y el<br />

vestido ver<strong>de</strong>. Era una actriz contratada -igual que otras muchas- por la Agencia <strong>de</strong><br />

Aventuras, y su matrimonio con el relamido veterano produjo cierta sensación entre sus<br />

espirituales amista<strong>de</strong>s. Pero ella replicaba siempre con gran compostura, que si bien<br />

conocía a muchos que se habían comportado maravil<strong>los</strong>amente en las intrigas <strong>de</strong><br />

Northover, sólo había visto a uno que se metiera con <strong>de</strong>cisión en una carbonera en la que<br />

suponía que se ocultaba realmente un asesino.<br />

<strong>El</strong> comandante y ella viven felices como dos tórtolas en un hotelito absurdo, y el primero<br />

se ha <strong>de</strong>cidido ahora a fumar. En todo lo <strong>de</strong>más no ha cambiado, salvo que alguna que<br />

otra vez -aun siendo como es por naturaleza vivaracho y <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sinterés femenino- se<br />

queda absorto, sin embargo, en una especie <strong>de</strong> abstracción. En esos momentos su mujer<br />

adivina con disimulado regocijo, por la mirada ciega <strong>de</strong> sus ojos azules, que está<br />

pensando en cuáles serían las escrituras aquellas, y en por qué le estaba vedado<br />

mencionar a <strong>los</strong> chacales. Pero como tantos otros viejos militares, Brown es un hombre<br />

religioso y cree que conocerá el resto <strong>de</strong> su fantástica aventura en un mundo mejor.<br />

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