24.07.2018 Views

El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

trágicas dificulta<strong>de</strong>s que las mías.<br />

-Continúe -le dije afablemente.<br />

No obstante, el anciano clérigo, tan correcto como viejo, advirtió mi secreta impaciencia,<br />

y ello pareció acrecentar más aún su timi<strong>de</strong>z.<br />

-Lo siento en el alma-repitió débilmente-. No habría venido... a no ser... porque su viejo<br />

amigo el comandante Brown me aconsejó que viniera aquí.<br />

-¡<strong>El</strong> comandante Brown! -exclamé con cierto interés.<br />

-Sí -contestó el reverendo Shorter agitando febrilmente su bufanda a cuadros-. Me dijo<br />

que usted le había ayudado en un gran apuro... ¡Y el apuro en que yo estoy...! ¡Ah,<br />

querido señor, es cuestión <strong>de</strong> vida o muerte!<br />

-¿Nos llevará mucho tiempo, señor Shorter? -pregunté-. Tengo que marcharme ahora<br />

mismo a una cita.<br />

<strong>El</strong> clérigo se levantó también, temblando <strong>de</strong> pies a cabeza; pero a pesar <strong>de</strong> su<br />

entorpecimiento moral, supo conservar la dignidad <strong>de</strong> su edad y <strong>de</strong> su cargo.<br />

-Yo no tengo <strong>de</strong>recho, señor Swinburne, yo no tengo ningún <strong>de</strong>recho a retenerle -dijo-. Si<br />

tiene usted que salir, ni que <strong>de</strong>cir tiene que está usted en su <strong>de</strong>recho, en su perfectísimo<br />

<strong>de</strong>recho... Pero cuando vuelva usted... habrá muerto un hombre.<br />

Y se <strong>de</strong>splomó en la silla temblando como un azogado.<br />

En aquel<strong>los</strong> dos minutos había quedado ahogado en mi espíritu el trivial atractivo <strong>de</strong> la<br />

cena. Ahora no sentía el menor <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ir a ver a la viuda <strong>de</strong> un político y a un capitán<br />

que coleccionaba monos. Lo que quería era saber qué podría haber acarreado tan<br />

inmediatos peligros a aquel simpático viejo, a aquel tembloroso vicario.<br />

-¿Quiere usted un cigarro? -le dije.<br />

-No, muchas gracias -contestó con un azoramiento in<strong>de</strong>scriptible, como si no fumar<br />

cigarros fuera un crimen social.<br />

-¿Una copa <strong>de</strong> vino? -insistí.<br />

-No, gracias, muchísimas gracias. Ahora no -repitió con esa histérica insistencia con que<br />

las gentes que no beben nada preten<strong>de</strong>n dar a enten<strong>de</strong>r a veces que en cualquier otro día<br />

<strong>de</strong> la semana se pasarían toda la noche bebiendo ponches <strong>de</strong> ron-. Ahora no, muchas<br />

gracias.<br />

-¿No puedo obsequiarle <strong>de</strong> alguna otra manera? -dije yo sinceramente compa<strong>de</strong>cido <strong>de</strong>l<br />

viejo vicario-. ¿Una taza <strong>de</strong> té?<br />

En <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong>l clérigo <strong>de</strong>scubrí una lucha interna y logré triunfar. Cuando llegó la taza <strong>de</strong><br />

té, se la bebió como un dipsómano se bebe el aguardiente. Después se recostó en la silla y<br />

dijo:<br />

-¡Si viera usted lo que he pasado, señor Swinburne! No estoy acostumbrado a estas<br />

excitaciones. Como vicario <strong>de</strong> Chuntsey, en Essex -agregó con un orgullo in<strong>de</strong>scriptible-,<br />

nunca había visto una cosa semejante.<br />

-¿De qué se trata? -pregunté.<br />

<strong>El</strong> vicario se incorporó con repentina dignidad.<br />

-Como vicario <strong>de</strong> Chuntsey, en Essex -agregó-, nunca me había visto obligado a vestirme<br />

Página 33

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!