24.07.2018 Views

El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

-¿Por dón<strong>de</strong>? -pregunté yo inclinándome un poco más-. ¿Por dón<strong>de</strong>?<br />

-Pero tenía razón -prosiguió Basil con su extraña voz soñolienta, que tanto irritaba a sus<br />

oyentes en <strong>los</strong> momentos críticos-. Tenía razón al <strong>de</strong>cir que todos estos hombres son<br />

buenos. Son verda<strong>de</strong>ros héroes, son santos. Alguna que otra vez robarán una cuchara,<br />

alguna que otra vez pegarán a sus mujeres, pero <strong>de</strong> todas formas son santos, son ángeles<br />

vestidos con blancas túnicas, tienen alas y relucientes nimbos... al menos en comparación<br />

con ese hombre.<br />

-¿Qué hombre? -exclamé <strong>de</strong> nuevo, y <strong>de</strong> pronto logré divisar la figura en que estaban<br />

fijos <strong>los</strong> bovinos ojos <strong>de</strong> Basil.<br />

Era un individuo <strong>de</strong>lgado y escurridizo que se <strong>de</strong>slizaba con suma celeridad entre <strong>los</strong><br />

apresurados transeúntes. Pero, aun cuando no había nada en su persona que fuera<br />

suficiente para llamar la atención, sí había algo que obligaba a examinarle atentamente<br />

una vez que se había reparado en él. Llevaba una chistera negra en la que <strong>de</strong>stacaban en<br />

excesivo número aquellas extrañas curvas con que <strong>los</strong> artistas <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>l ochenta<br />

pretendían convertir el sobrero <strong>de</strong> copa en algo tan rítmico como un jarrón etrusco. Su<br />

cabello, que en gran parte era gris, estaba rizado con el instinto <strong>de</strong> quien aprecia la<br />

belleza <strong>de</strong> la combinación <strong>de</strong>l gris con la plata. Su rostro era ovalado, y a mi juicio tenía<br />

algo <strong>de</strong> oriental. Dos negros tufos constituían su bigote.<br />

-¿Qué es lo que ha hecho? -pregunté.<br />

-No lo sé en <strong>de</strong>talle -repuso Grant-; pero tiene la costumbre <strong>de</strong> intrigar en <strong>de</strong>trimento<br />

ajeno. Probablemente ha realizado algún tipo <strong>de</strong> impostura para llevar a cabo sus<br />

propósitos.<br />

-¿Qué propósitos? -insistí-. Si sabe usted tanto sobre él, ¿cómo no me ha dicho por qué es<br />

el hombre más malo <strong>de</strong> Inglaterra? ¿Cómo se llama?<br />

Basil Grant se quedó mirándome unos segundos.<br />

-Me parece que no me ha entendido usted -dijo-.Yo no sé cómo se llama. Es la primera<br />

vez que le veo.<br />

-¿Que es la primera vez que le ve? -exclamé con cierta irritación-. En ese caso, ¿qué<br />

diab<strong>los</strong> quiere usted <strong>de</strong>cir al afirmar que es el hombre más malo <strong>de</strong> Inglaterra?<br />

-No quiero <strong>de</strong>cir sino lo que he dicho -contestó Basil Grant con sosiego-. En cuanto he<br />

visto a ese hombre, todas estas gentes me han parecido <strong>de</strong> pronto dotadas <strong>de</strong> una<br />

inocencia sublime, pues he observado que mientras todos <strong>los</strong> pobres infelices <strong>de</strong> estos<br />

barrios se mostraban como lo que son, él no se mostraba como lo que es. He visto que<br />

todos <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> estos suburbios, rateros, rufianes, golfos, se esfuerzan, en el más<br />

profundo sentido, por ser buenos, en tanto que ese hombre se esfuerza por ser malo.<br />

-Pero si es la primera vez que le ve... -comencé.<br />

-¡Por Dios santo, fíjese en su cara! -exclamó Basil con una voz que alarmó al conductor-.<br />

Repare en sus cejas. Se lee en ellas ese infernal orgullo que se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> tal manera <strong>de</strong><br />

Satanás que le llevó a mofarse hasta <strong>de</strong>l cielo, cuando era uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles principales.<br />

Fíjese en sus bigotes tan crecidos que constituyen un insulto a la Humanidad. ¡Por Dios y<br />

por las estrellas, fíjese en su sombrero!<br />

Yo me agité con <strong>de</strong>sasosiego.<br />

Página 21

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!