24.07.2018 Views

El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Sí... claro; sí -repuso el hombre con una sonrisa nerviosa y casi coquetona...-. Soy agente<br />

<strong>de</strong> fincas... sí, claro...<br />

-Bien, es que tengo entendido -dijo Rupert con irónica suavidad- que el teniente Keith<br />

<strong>de</strong>sea hablarle. Nosotros hemos venido a instancias suyas.<br />

<strong>El</strong> teniente Keith estaba cada vez más ceñudo y al fin exclamó:<br />

-He venido, señor Montmorency, a propósito <strong>de</strong> esa casa mía...<br />

-Muy bien, caballero -dijo Montmorency extendiendo <strong>los</strong> <strong>de</strong>dos sobre el liso mostrador-.<br />

Pues ya está lista, señor, he atendido todas las instrucciones... acerca... <strong>de</strong>l... ha...<br />

-Perfectamente -exclamó Keith cortándole la palabra con la alarmante sequedad <strong>de</strong> una<br />

<strong>de</strong>tonación-. No hay por qué hablar <strong>de</strong> ello. Si ha hecho usted todo lo que le dije, está<br />

bien.<br />

Y se volvió con viveza hacia la puerta.<br />

<strong>El</strong> señor Montmorency, agente <strong>de</strong> fincas, parecía la viva imagen <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sconcierto.<br />

Después <strong>de</strong> titubear unos momentos, exclamó:<br />

-Perdone... señor Keith... Hay otro asunto... sobre el que no estaba muy seguro. He<br />

procurado instalar la mejor calefacción posible en tales circunstancias... pero en el<br />

invierno... a esa altura...<br />

-¿No pue<strong>de</strong> esperarse gran cosa, eh? -dijo el teniente interrumpiéndole otra vez con la<br />

misma brusquedad-. No, claro que no. Es lo mismo, Montmorency. Ya no pue<strong>de</strong> haber<br />

más dificulta<strong>de</strong>s.<br />

Y el teniente puso la mano en el picaporte.<br />

-Me parece -dijo Rupert con satánica suavidad- que el señor Montmorency tiene algo más<br />

que <strong>de</strong>cirle, teniente.<br />

-Sólo una cosa -dijo el agente <strong>de</strong> fincas con gran <strong>de</strong>sesperación-. ¿Y <strong>los</strong> pájaros, señor<br />

Keith?<br />

-Perdón, no comprendo -dijo Rupert, atónito.<br />

-¿Y <strong>los</strong> pájaros? -repitió el agente con obstinación.<br />

Basil, que había seguido <strong>los</strong> acontecimientos con una calma napoleónica o, mejor dicho,<br />

con una napoleónica estupi<strong>de</strong>z, alzó <strong>de</strong> pronto su leonina cabeza.<br />

-Antes <strong>de</strong> marcharse, teniente Keith -dijo-, venga un momento. Es verdad, ¿y <strong>los</strong> pájaros?<br />

-Yo me encargaré <strong>de</strong> el<strong>los</strong> -dijo el teniente Keith vuelto todavía <strong>de</strong> espaldas-. No sufrirán<br />

nada.<br />

-Gracias, caballero, muchas gracias -exclamó el incomprensible agente <strong>de</strong> fincas con aire<br />

extasiado-. Perdone usted mi interés, señor. Ya sabe que me <strong>de</strong>svivo por <strong>los</strong> animales<br />

salvajes. En ese punto soy tan salvaje como el<strong>los</strong>. Muchas gracias, señor... Pero hay otra<br />

cosa...<br />

Según se hallaba vuelto <strong>de</strong> espaldas, el teniente soltó una carcajada in<strong>de</strong>scriptible y,<br />

girando en redondo, se nos quedó mirando. Su risa parecía tener un significado concreto<br />

y esencial, pero que no podía expresarse con exactitud. Si algo quería <strong>de</strong>cir, era,<br />

traducido en palabras: «Bueno, si habéis <strong>de</strong> estropearlo, hacedlo. Pero no sabréis lo que<br />

estropeáis».<br />

Página 49

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!