24.07.2018 Views

El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

LA PINTORESCA CONDUCTA DEL PROFESOR CHADD<br />

Basil Grant tenía relativamente pocos amigos aparte <strong>de</strong> mí. Sin embargo, era el reverso<br />

<strong>de</strong>l hombre insociable. Se ponía a hablar con cualquiera en cualquier sitio, y no sólo bien,<br />

sino que lo hacía con sincero interés y entusiasmo por <strong>los</strong> asuntos <strong>de</strong> esa persona.<br />

Marchaba a través <strong>de</strong>l mundo, por <strong>de</strong>cirlo así, como si siempre se hallara en la imperial<br />

<strong>de</strong> un ómnibus o en espera <strong>de</strong> algún tren. La mayor parte <strong>de</strong> estas amista<strong>de</strong>s casuales se<br />

<strong>de</strong>svanecían, claro está, como habían llegado, pero aquí y allá quedaban unas cuantas<br />

ancladas a él, por así <strong>de</strong>cir, y se convertían en amista<strong>de</strong>s íntimas y dura<strong>de</strong>ras. No<br />

obstante, todas ellas ofrecían cierto aspecto fortuito, como si fueran cosas llovidas <strong>de</strong>l<br />

cielo, ejemplares cogidos al azar, artícu<strong>los</strong> <strong>de</strong>sprendidos <strong>de</strong> un tren <strong>de</strong> mercancías o<br />

sorpresas halladas en un roscón. Uno era, pongamos por caso, un veterinario con todo el<br />

aspecto <strong>de</strong> tratante <strong>de</strong> cabal<strong>los</strong>; otro, un melifluo canónigo <strong>de</strong> barba blanca y difusas<br />

opiniones; otro, un joven capitán <strong>de</strong> Lanceros exactamente parecido a otro capitán <strong>de</strong><br />

Lanceros; otro, un pequeño <strong>de</strong>ntista <strong>de</strong> Fulham, que en nada se distinguía <strong>de</strong> cualquier<br />

otro <strong>de</strong>ntista <strong>de</strong> Fulham. <strong>El</strong> comandante Brown, pequeño, seco y presuntuoso, formaba<br />

parte <strong>de</strong> estas amista<strong>de</strong>s. Basil le había conocido con motivo <strong>de</strong> una discusión que<br />

sostuvieron en el guardarropa <strong>de</strong> un hotel a propósito <strong>de</strong>l sombrero más a<strong>de</strong>cuado,<br />

discusión que estuvo a punto <strong>de</strong> producir al pequeño comandante un ataque <strong>de</strong> histeria<br />

masculina, resultado <strong>de</strong> la mezcla <strong>de</strong> egoísmo <strong>de</strong> un solterón con la melindrería <strong>de</strong> una<br />

solterona. Después se habían ido a su casa en el mismo coche y a partir <strong>de</strong> entonces<br />

cenaron juntos dos veces por semana hasta el término <strong>de</strong> sus días. También yo era otro <strong>de</strong><br />

esos amigos suyos. Había conocido a Grant cuando ejercía aún la judicatura, en la terraza<br />

<strong>de</strong>l Casino Liberal, en don<strong>de</strong> crucé con él unas cuantas palabras acerca <strong>de</strong>l tiempo.<br />

Después estuvimos hablando media hora <strong>de</strong> cuestiones políticas y religiosas, pues <strong>los</strong><br />

hombres hablan siempre <strong>de</strong> las cosas más importantes con las personas que les son<br />

totalmente <strong>de</strong>sconocidas. Se <strong>de</strong>be esto a que en <strong>los</strong> extraños <strong>de</strong>scubrimos al hombre en sí,<br />

o a que la imagen <strong>de</strong> Dios no se nos aparece encubierta por la familiaridad <strong>de</strong>l parentesco<br />

o por las dudas que inspire la sabiduría <strong>de</strong> un bigote.<br />

Una <strong>de</strong> las más interesantes, <strong>de</strong> las más abigarradas amista<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Basil era el profesor<br />

Chadd. Éste era consi<strong>de</strong>rado en el mundo etnológico (que es un mundo interesantísimo<br />

aunque muy distanciado <strong>de</strong>l nuestro) como la segunda autoridad, si no la mayor, en lo<br />

referente al problema <strong>de</strong> las relaciones <strong>de</strong>l lenguaje con el salvajismo. En la vecindad <strong>de</strong><br />

Hart Street (Bloomsbury) era conocido como un hombre calvo y barbudo, con anteojos y<br />

cara <strong>de</strong> paciencia, la cara <strong>de</strong> un inconformista inverosímil que hubiera olvidado cómo<br />

encolerizarse. Iba y venía entre el British Museum y una selección <strong>de</strong> intachables salones<br />

<strong>de</strong> té con un paquete <strong>de</strong> libros y un pobre pero honrado paraguas, y hasta se <strong>de</strong>cía (por <strong>los</strong><br />

funcionarios ingeniosos <strong>de</strong> la sala <strong>de</strong> manuscritos persas) que se acostaba con el<strong>los</strong> en su<br />

casita <strong>de</strong> ladrillo, situada en las inmediaciones <strong>de</strong> Shepherd's Bush. Allí vivía con tres<br />

hermanas, señoras <strong>de</strong> una bondad a toda prueba, pero <strong>de</strong> siniestro continente. Su vida<br />

transcurría feliz, como la <strong>de</strong> casi todos <strong>los</strong> investigadores metódicos, pero no podría<br />

<strong>de</strong>cirse que fuera divertida. <strong>El</strong> único momento en que el profesor Chadd se divertía era<br />

cuando su amigo Basil Grant llegaba a la casa, bien avanzada la noche, con el huracán <strong>de</strong><br />

su conversación.<br />

Página 61

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!