24.07.2018 Views

El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Yo había conseguido ponerme <strong>de</strong> pie. <strong>El</strong> gigantesco Burrows se <strong>de</strong>batía bajo la presa <strong>de</strong><br />

Rupert, mientras Basil se esforzaba por dominar sus po<strong>de</strong>rosas manos. Tanto Basil como<br />

Rupert eran <strong>de</strong> una notable fortaleza, pero el señor Burrows no les iba a la zaga, como<br />

pudimos comprobar. Rupert le tenía sujeta la cabeza hacia atrás, pero un esfuerzo<br />

convulsivo le sacudió todo el cuerpo, y un segundo <strong>de</strong>spués su cabeza se disparó como la<br />

<strong>de</strong> un toro, y Rupert Grant salió danzando por <strong>los</strong> aires, agitando <strong>los</strong> brazos y las piernas<br />

como un molino. Al mismo tiempo, la cabeza <strong>de</strong> aquel toro cayó sobre el pecho <strong>de</strong> Basil,<br />

el cual rodó también por el suelo con estrépito, y acto seguido el monstruo, lanzando un<br />

rugido <strong>de</strong> fiera, saltó sobre mí y me arrojó a un rincón <strong>de</strong> la estancia, en don<strong>de</strong> me<br />

<strong>de</strong>splomé sobre un cesto <strong>de</strong> papeles. Greenwood se puso en pie <strong>de</strong> un furioso salto, y lo<br />

mismo hizo Basil, pero ahora nuestros enemigos llevaban la mejor parte.<br />

Greenwood se precipitó al cordón <strong>de</strong> la campanilla y lo agitó violentamente, dando la voz<br />

<strong>de</strong> alarma en la mansión. Antes <strong>de</strong> que yo pudiera ponerme en pie trabajosamente y antes<br />

<strong>de</strong> que Rupert, que había quedado literalmente aturdido por unos momentos, pudiera<br />

alzar siquiera la cabeza, entraron en la sala dos criados. Greenwood y uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> criados<br />

se precipitaron sobre mí, volviendo a <strong>de</strong>rribarme entre <strong>los</strong> restos <strong>de</strong>l cesto <strong>de</strong> <strong>los</strong> papeles.<br />

Los otros dos se arrojaron sobre Basil y le acorralaron contra la pared. Rupert se<br />

incorporó sobre el codo, pero aún no se había espabilado.<br />

En el intenso silencio <strong>de</strong> nuestra impotencia, pu<strong>de</strong> oír la voz <strong>de</strong> Basil, que resonaba con<br />

una jovialidad incongruente.<br />

-Esto es lo que llamo divertirse -<strong>de</strong>cía.<br />

Yo percibí un vislumbre <strong>de</strong> su rostro congestionado contra la estantería <strong>de</strong> <strong>los</strong> libros entre<br />

<strong>los</strong> activos brazos <strong>de</strong> sus adversarios, y <strong>de</strong> <strong>los</strong> míos, y con asombro observé que sus ojos<br />

resplan<strong>de</strong>cían <strong>de</strong> gozo, como <strong>los</strong> <strong>de</strong> un niño entusiasmado con su juego favorito.<br />

Hice <strong>de</strong>nodados esfuerzos por levantarme, pero el criado que estaba encima <strong>de</strong> mí era tan<br />

corpulento que Greenwood creyó po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>jarme a su custodia, y volviéndose con energía<br />

renovada, se dirigió a ayudar a <strong>los</strong> dos que trataban <strong>de</strong> reducir a Basil. La cabeza <strong>de</strong> éste<br />

último se iba hundiendo cada vez más, como un barco náufrago, bajo la presión <strong>de</strong> sus<br />

enemigos. Cuando yo creía que iba a <strong>de</strong>splomarse, levantó una mano y cogió un enorme<br />

libro, que según luego supe, era un volumen <strong>de</strong> la teología <strong>de</strong> San Juan Crisóstomo, y<br />

cuando Greenwood se dirigía a saltos hacia el grupo, Basil empuñó el pesado volumen y<br />

se lo arrojó <strong>de</strong> lleno a la cara, haciéndole rodar como un muñeco. Al mismo tiempo cedió<br />

su rigi<strong>de</strong>z y fue <strong>de</strong>splomándose bajo el peso <strong>de</strong> sus adversarios.<br />

Rupert tenía la cabeza clara, pero el cuerpo quebrantado. Hacía lo que podía por dominar<br />

al aturdido Greenwood, y ambos rodaban enlazados por el suelo, <strong>de</strong>bilitados por sus<br />

respectivas caídas, pero más Rupert que el otro. <strong>El</strong> suelo se había convertido en un mar<br />

<strong>de</strong> periódicos y revistas pisoteadas, como si fuera una papelera inmensa. Burrows y su<br />

compañero estaban metidos entre <strong>los</strong> papeles hasta la rodilla, como si estuvieran<br />

ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> hojas muertas, y Greenwood había metido la pierna izquierda en una página<br />

<strong>de</strong> la «Pall Malí Gazette», que colgaba a su lado como un fleco fantástico <strong>de</strong>l pantalón.<br />

Basil, oculto a mi vista por una prisión humana, por una presión <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rosos cuerpos,<br />

era para mí como hombre muerto. Sin embargo, creí notar que la ancha espalda <strong>de</strong>l señor<br />

Burrows, que estaba vuelto <strong>de</strong> mi lado, se hallaba contorsionada por el esfuerzo, como si<br />

Página 82

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!