24.07.2018 Views

El club de los negocios raros - Chesterton

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

LAS EXTRAORDINARIAS AVENTURAS DEL COMANDANTE BROWN

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-En efecto -contestó con tono <strong>de</strong>senvuelto el corpulento prisionero-. Yo sostenía que sólo<br />

un tosco esquema <strong>de</strong>l Universo, tal como la ciencia lo ve, pue<strong>de</strong> ser...<br />

Y aquí se extinguieron las voces al <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r nosotros al sótano. Había observado que el<br />

señor Greenwood no tomaba parte en la amistosa discusión. Por extraño que parezca,<br />

creo que se acordaba <strong>de</strong> nuestro proce<strong>de</strong>r con cierto resentimiento. <strong>El</strong> señor Burrows, en<br />

cambio, era todo fi<strong>los</strong>ofía y locuacidad. Les <strong>de</strong>jamos juntos, como ya he dicho, y nos<br />

sumergimos cada vez más en el subterráneo <strong>de</strong> aquella misteriosa casa, que acaso a<br />

nosotros nos pareciera más siniestra <strong>de</strong> lo que en realidad era por nuestro conocimiento<br />

<strong>de</strong> su misterio semicriminal y <strong>de</strong>l secreto humano que encerraba en sus profundida<strong>de</strong>s.<br />

<strong>El</strong> sótano tenía varias puertas, como suele suce<strong>de</strong>r en tales casas, puertas que conducían,<br />

a la cocina, al lava<strong>de</strong>ro, a la <strong>de</strong>spensa, al cuarto <strong>de</strong> la servidumbre, etc. Rupert las abrió<br />

todas con in<strong>de</strong>scriptible rapi<strong>de</strong>z. De las cinco que había, cuatro se abrieron para<br />

mostrarnos <strong>de</strong>partamentos vacíos. La quinta estaba cerrada con llave, pero Rupert la hizo<br />

saltar como si fuera un cartón, y al fin nos hallamos en las tinieblas <strong>de</strong> la habitación<br />

sellada y oscura.<br />

Rupert se <strong>de</strong>tuvo en el umbral, y como si hablara al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> un abismo, exclamó:<br />

-Quienquiera que sea usted, salga <strong>de</strong> ahí. Está libre. Las personas que la tenían prisionera<br />

han sido apresadas a su vez. La hemos oído a usted gritar, y hemos venido a liberarla.<br />

Arriba tenemos a sus enemigos atados <strong>de</strong> pies y manos. Está usted libre.<br />

Después <strong>de</strong> que Rupert se hubo dirigido alas tinieblas, reinó en éstas un instante <strong>de</strong><br />

silencio sepulcral. Al fin se oyó una especie <strong>de</strong> murmullo o lamento que habríamos<br />

podido tomar por el correr <strong>de</strong> <strong>los</strong> ratones si no lo hubiéramos oído ya. Era sin duda<br />

alguna la voz <strong>de</strong> la mujer encarcelada, que reclamaba quejumbrosamente la libertad,<br />

exactamente igual que la habíamos oído antes.<br />

-¿Tiene alguien una cerilla? -dijo Rupert sombríamente-. Me parece que ya vamos a<br />

poner término a este asunto.<br />

Yo encendí una cerilla y la levanté en el aire. La luz reveló un aposento amplio y<br />

<strong>de</strong>snudo, empapelado <strong>de</strong> amarillo, en cuyo extremo opuesto, junto a la ventana, se<br />

encontraba una figura vestida <strong>de</strong> negro. Un instante <strong>de</strong>spués la cerilla me quemó <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>dos y se me cayó, y reinó <strong>de</strong> nuevo la oscuridad. Sin embargo, se nos había revelado<br />

algo más práctico: un mechero <strong>de</strong> gas precisamente encima <strong>de</strong> mi cabeza. Froté otra<br />

cerilla y encendí la luz, y entonces fue cuando, al fin, nos encontramos <strong>de</strong> verdad en<br />

presencia <strong>de</strong> la cautiva.<br />

Ante una especie <strong>de</strong> cesta <strong>de</strong> labor, colocada en la ventana <strong>de</strong> aquella habitación<br />

subterránea, estaba sentada una anciana señora <strong>de</strong> rostro singularmente sonrosado, y con<br />

el pelo blanco como la plata. A modo <strong>de</strong> extraordinario contraste, tenía unas negras cejas<br />

mefistofélicas y un primoroso vestido negro. <strong>El</strong> fulgor <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong> gas hacía resaltar su<br />

chocante cabello y su notable rostro sobre el fondo oscuro <strong>de</strong> la ventana, fondo que<br />

presentaba un tinte azulado en un solo lugar: don<strong>de</strong> la navaja <strong>de</strong> Rupert había hecho<br />

saltar la ma<strong>de</strong>ra una hora antes.<br />

-Señora -dijo mi amigo a<strong>de</strong>lantándose a la vez que se llevaba la mano al sombrero-,<br />

permítame que tenga el placer <strong>de</strong> anunciarle que está usted libre. Sus lamentos han<br />

llegado por casualidad a nuestros oídos cuando pasábamos por la calle, y en<br />

Página 84

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!