BOLETIN de la lkea1 Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles ...

Crónica del III Centenario de Góngora 279
En la Galatea y Polifemo, en las Soledades, demuestra su dominio del color,
su maravillosa riqueza de ideas.
Como todos los renovadores, como los genios, el poeta fué muy discutido
Por culterano le censuraban quienes, precisamente al exponer la censura, ya
incurrían en el defecto que combatían.
En todo momento puede decirse de don Luís de Góngora y Argote que
cantaba porque sí, como hace el ruiseñor.
El señor Camacho, cuya disertación fué aplaudidísima, leyó varias compo-
siciones de Góngora.
.1-lizo el resumen de los discursos don Rafael Castejón, quien en nombre
de la Academia dió las gracias en términos sentidos y elocuentes por las aten-
ciones recibidas en Priego por los académicos.
Dedicó corteses frases a las bellas mujeres de Priego que asistían al acto
y tributó afectuosos elogios al laureado poeta don Carlos Valverde.
Venimos—dijo—a glorificar la poesía en la tierra del Guadalquivir y sus
afluentes. Esta es la razón de ser de nuestra propaganda, bien comprensible
con seguridad para todos porque el germen de la poesía está en el corazón
de los andaluces.
Y nuestra poesía está representada por Góngora, el mejor cisne que ha
cantado en las riberas del Betis, según dijese Cervantes.
Córdoba, que había producido a Séneca, el sabio; a Osio, con cuyas pala-
bras reza el mundo cristiano, llega en la poesía a Góngora, el príncipe de
los líricos, glorioso progenitor de los poetas modernos.
El conferenciante expone cómo era físicamente Góngora y luego trata su
carácter, diciendo que era de condición inquieta y poco dócil. Era tan exalta-
damente cordobés, que no le gustaban otras ciudades y otros ríos y les de-
dicaba burlas y dicterios.
Tuvo enemigos tan significados como Lope de Vega y Quevedo, pero nin-
guno le combatió en vano, pues de todos se defendió con agudas sátiras.
Aún queda el rescoldo de aquella hoguera implacable y a ello se ha de
atribuir el hecho de que en significadas esferas no haya encontrado el debido
eco la conmemoración del tercer centenario de la muerte del poeta.
Góngora comenzó a vivir en Córdoba, con su familia, a la sombra de un
tío suyo.
Pasó de mozo a Salamanca, donde, si no obtuvo graduación universitaria,
se doctoró como poeta.
Sus versos constituyen dos grupos: el de los romances, en los que con él
ha brillado en Córdoba el Duque de Rivas, y el de las composiciones culte-
ranas.
Esta, de expresión plástica, no es menos interesante que la primera, de ca-
rácter morisco. En ambas manifestaciones fué maestro. Priego, que es pueblo
barroco, comprenderá bien el segundo aspecto del numen de Góngora.